Raúl Rosales León (Waro)
Empiezo
haciendo memoria de una ponencia de Daniel del Castillo titulada Fantasmas de la Masculinidades cuando escribe
en la primera línea lo siguiente: En todo salón
de clases hay un “lorna” y un “maricón”. De esta forma él empieza analizando
el microcosmos del aula escolar en donde se construyen jerarquías y se aprende desde
muy temprana edad el ejercicio de la exclusión contra otros niños. Según el
autor esto sucede por el horror a la ambigüedad y, por consiguiente, en las
clases es necesario fabricar su lorna y
su maricón para afirmar la masculinidad hegemónica de los demás estudiantes.
Luego en la
investigación de tesis de Kenny Pérez y Sofía Donaires conceptualizan estos hechos discriminatorios contra el
acusado de maricón de la clase como
bullying homofóbico que significa:
“la agresión de uno o varias
persona (agresores) dirigida a un individuo (víctima) adolescente hombre a
razón de sus características “poco masculinas”, “amaneradas” o “débiles” que
amenazan la masculinidad de los demás adolescentes hombres en el entorno
escolar” (2014:26). Por ese motivo, en
la investigación se concluye que es preciso que las autoridades estatales
competentes adopten las acciones y medidas (legislativas, administrativas,
entre otras) pertinentes que incluyan un enfoque de derechos humanos y de
género.
Como las políticas
públicas en materia educativa no pueden ser cómplices del bullying homofóbico y
otras formas de discriminación por orientación sexual, mediante Resolución
Ministerial Nº 281-2016-MINEDU se aprobó el Currículo Nacional de la Educación Básica (Currículo Nacional). En el perfil de egreso de la Educación Básica del
estudiante: “asume la interculturalidad, la
equidad de género y la inclusión como formas de convivencia para un
enriquecimiento y aprendizaje mutuo. Se relaciona armónicamente con el
ambiente, delibera sobre los asuntos públicos, sintiéndose involucrado como
ciudadano, y participa de manera informada con libertad” (2016:07). Por ese
motivo, el Currículo Nacional incluye el enfoque de igualdad de género en donde
todas las personas, independientemente de su identidad de género, tienen
el mismo potencial para aprender y desarrollarse plenamente.
Frente a esta política pública ha surgido una
corriente de opinión que se opone al enfoque de género tildándolo de “ideología
de género”. Esta corriente de opinión no es un producto nacional, sino que
tiene un alcance internacional con una multiplicidad de actores: fariseos, académicos,
profesionales y organizaciones sociales defensores de la vida y la familia. La
primera pregunta para esta variopinta corriente de opinión es ¿qué es la
ideología de género? La respuesta en común es la siguiente: “esa ideología que sostiene que el sexo no es un dato biológico, sino una construcción social”. La siguiente pregunta es ¿qué
entienden por ideología?, pero no existe un desarrollo sobre este concepto,
solo enuncia el paquete completo: ideología de género.
Es necesario señalar
que existe un campo teórico y debate abierto sobre la ideología. Terry Eagleton afirma que nadie ha sugerido una adecuada definición de ideología. Según el
autor: “la palabra ideología se podría decir, es un texto, enteramente tejido
con un material de diferentes filamentos conceptuales” (1997:20). Existen
diversas maneras de definir la ideología. Una de las definiciones es
considerarla como falsa conciencia, es decir, la ideología como irreal, seudociencia,
una fantasía desconectada de la realidad. Otra definición consiste en ideas o
creencias que contribuyen a legitimar los intereses de un grupo o una clase
dominante a través de la distorsión de la realidad.
Estas dos formas de
comprender la ideología están filtrada en la categoría ideología de
género. Un ejemplo es la campaña Con mis hijos no te metas con un mensaje
en donde el Ministerio de Educación (MINEDU) a través del Currículo Nacional se
adoctrinará los postulados de la ideología de género a los niños en el colegio.
Se entiende la ideología de género como falsa conciencia (postulado) e
impositivo (MINEDU) como el nuevo eje del mal.
Sostengo que la
falta de rigor de la categoría ideología de género consiste en homogenizar las
diferentes teorías de género, obviando sus debates, tensiones conceptuales y desplazamientos
teóricos. El significante ideología de género tiene utilidad de propaganda
ideológica de los sectores conservadores. Se construye la categoría de ideología
de género como una forma de descalificación. Al homogenizar las diversas teorías
de género como una ideología no separan la paja del trigo.
Por una parte, la
ideología de género hace operativa su propaganda ideológica para enfrentarse
contra la teoría queer y la categoría cuerpo que corresponden a un desplazamiento
teórico en el marco de la teoría post-estructuralista. Según Judith Butler el sexo es una
categoría cultural y, por lo tanto, el sexo no puede ser analizado como algo
natural e inmutable. Será el discurso
de la naturaleza por medio de la biología que tiene como base el conocimiento
científico que construye la categoría de sexo. Es decir el sexo no es un dato biológico de la naturaleza. En ese sentido, desde la materialidad de
cuerpo como focus cultural del género se abre la posibilidad de singularizar
las identidades. Desde esta perspectiva la identidad no es universal
relacionado con la matriz heterosexual, sino que el género al ser performativo
conforma las identidades. Es en base a
la categoría cuerpo que se trasciende la matriz heterosexual para las diversas
identidades de género que conforman la comunidad LGTBI (lesbianas, gays,
transexuales, bisexuales, intersexuales).
Por otra
parte, la ideología de género no coincide
con la categoría teórica sexo-género que proviene irónicamente de los Estudios
de Género. La categoría sexo-género estructura una división analítica entre el
sexo como un dato biológico y el género como una construcción cultural. Si la categoría
ideología de género sostiene que el sexo no es un dato biológico, entonces la
categoría sexo-género afirma lo contrario: el sexo es un dato biológico. Por ese motivo, desde esta perspectiva analítica se define el género como la construcción cultural de lo masculino y femenino en la sociedad a partir de la diferencia biológica. La categoría sexo-género luego en la década de los noventas será cuestionada por la teoría queer y la categoría cuerpo.
El Currículo Nacional de la Educación Básica aprobado por el Ministerio de Educación (MINEDU) asume la categoría sexo-género porque no se cuestiona el sexo como un dato biológico. Según el Currículo Nacional: “Si bien aquello que consideramos “femenino” o “masculino” se basa en una diferencia biológica sexual, estas son nociones que vamos construyendo día a día, en nuestras interacciones” (2016:17). Si bien lo femenino y masculino es una construcción cultural, tiene como base la diferencia biológica sexual. El Currículo Nacional en ninguna página sostiene que el sexo no es un dato biológico, pero la propaganda conservadora sin rigor analítico afirma que la ideología de género está filtrada. Como se puede apreciar la falta de rigor de la categoría ideología de género confunde a la opinión pública, fabrica pistacos de la homosexualidad, reproduce la intolerancia y la discriminación.
El Currículo Nacional de la Educación Básica aprobado por el Ministerio de Educación (MINEDU) asume la categoría sexo-género porque no se cuestiona el sexo como un dato biológico. Según el Currículo Nacional: “Si bien aquello que consideramos “femenino” o “masculino” se basa en una diferencia biológica sexual, estas son nociones que vamos construyendo día a día, en nuestras interacciones” (2016:17). Si bien lo femenino y masculino es una construcción cultural, tiene como base la diferencia biológica sexual. El Currículo Nacional en ninguna página sostiene que el sexo no es un dato biológico, pero la propaganda conservadora sin rigor analítico afirma que la ideología de género está filtrada. Como se puede apreciar la falta de rigor de la categoría ideología de género confunde a la opinión pública, fabrica pistacos de la homosexualidad, reproduce la intolerancia y la discriminación.
Irónicamente
la ideología de género homofóbica filtrada en la campaña Con mis hijos
no te metas no permite ver más allá
de sus lentes ideológicos que existen en las escuelas niños y niñas de carne y
hueso víctimas del bullying homofóbico.
Así como los adultos (papá y mamá) fabrican la ideología de género para
mantener el sistema heterosexual, sus hijos en las escuelas fabrican maricones (con
quienes se pueden meter) para afirmar su masculinidad.