viernes, 13 de mayo de 2016

Lugar de las mujeres (y hombres) en el sistema económico contemporáneo


¿Cuál es el lugar de las mujeres (y los hombres) en el sistema económico contemporáneo a partir del análisis de los modos de producción y la redistribución de bienes? (Martín Jaime)

Por: Raúl Rosales León

Tomo por ejemplo mi familia para responder desde una perspectiva microsocial.   Mi papá y mamá son adultos mayores con algunas diferencias económicas; mientras que mi padre solicitó su jubilación anticipada para recibir una pensión mensual, mi madre sigue trabajando gratis sin derecho a descansar y jubilación. La pregunta es ¿por qué la existencia de esta desigualdad entre mis padres? La repuesta se basa en el posicionamiento de ambos en el sistema económico a partir de los modos de producción y distribución de bienes. En pocas palabras mi padre por el mismo hecho de ser hombre tuvo un trabajo remunerado como gerente de ventas de una empresa, mientras que mi madre por el hecho mismo de ser mujer se dedicó a ser ama de casa, trabajando gratis y con amor a la familia.

El caso familiar narrado no es un hecho aislado, sino estructural que fue conformado por la división sexual del trabajo que organiza la sociedad a partir del sexo del hombre y la mujer. Y esta división sexual del trabajo construye un modelo de sociedad.  Según Amaia Pérez Orozco[1] El Estado de bienestar es el modelo que reproduce la división sexual del trabajo porque el papel del Estado y las instituciones económicas son portadoras de género.  Es decir, el Estado no es una entidad neutral al género sino que reproduce el sistema económico en donde los hombres tienen mayores ventajas laborales que las mujeres.  El Estado de Bienestar europeo en el marco de un capitalismo fordista reconoce como titular de derecho a la familia nuclear en donde el hombre asalariado es la cabeza de familia, mientras que la mujer de la casa es dependiente.

Desde una perspectiva política Silvia Federici[2] establece su crítica al núcleo duro del capitalismo por naturalizar el trabajo doméstico de las mujeres: un trabajo sin salario. Este rol de las mujeres es fundamental para el sistema capitalista porque creó a la ama de casa para servir al trabajador masculino, física, emocional y sexualmente.  Según Federici el amor y matrimonio conforman el fraude que legitima la posición de la mujer en el sistema capitalista para servir al hombre de forma gratuita. Por ese motivo, la propuesta de un salario doméstico tiene una implicancia revolucionaria porque desnaturaliza la división sexual del trabajo cuestionando el capitalismo y, por ende, a la jerarquía masculina.

En el marco de un sistema de género la división sexual del trabajo contribuye a naturalizar el posicionamiento y función de hombres y mujeres en los modos de producción y la redistribución de bienes.  Esta naturalización de la esfera laboral estructura un compartimento estanco, es decir, un parámetro de género que divide a hombres y mujeres por el mismo hecho de ser hombres y mujeres.  Esta división sexual del trabajo al final del camino favorece más a los hombres como es el caso de mi padre quien obtuvo su jubilación anticipada, mientras que mi madre sigue trabajando cuidando con amor y cariño al nieto de forma gratuita y sin jubilación.    




[1] Pérez, Amia, Subversión feminista de la economía. Aportes para un debate sobre el conflicto capital-vida, Traficantes de sueños, Madrid, 2014, pp. 125-138.
[2] Federici, Silvia, Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas, Traficantes de sueños, Madrid, 2013, pp. 35-49

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