Parafraseando el poema Piedra negra sobre una piedra blanca, se puede decir César Vallejo no ha muerto. Llego a esta conclusión luego de leer uno de sus famosos cuentos titulado Paco Yunque basado en un contexto poscolonial del Perú de principios del Siglo XX. El siguiente artículo tiene como objetivo deconstruir las coordenadas de poder de un problema no resuelto en la sociedad peruana, hasta la actualidad: el bullying.
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Según el Ministerio de Educación el bullying son las conductas de hostigamiento, faltas de respeto y maltrato verbal o físico que recibe un estudiante en forma reiterada por parte de otros estudiantes con el fin de someterlo, intimidarlo y/o excluirlo, atentando así contra su dignidad y derecho a gozar de un entorno escolar libre de violencia . En esta lógica, Paco Yunque fue victima de bullying por parte de Paco Fariña, los Hermanos Zumiga y, sobre todo, Humberto Grieve quien era el más agresivo y ofensivo. Desde niños se empieza a ser hombre y, a la vez, ser víctima y victimario desde la construcción de las masculinidades.
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Uno de los puntos que se rescata del cuento es que el bullying educativo trasciende el aula escolar, para reproducirse como bullying social. El racismo y clasismo no nacen en el colegio, sino que reproducen las relaciones de poder y dominio de la estructura social del Perú. Según Alberto Flores Galindo, luego de la Independencia, en el Perú se legitimó el racismo como un indicador de distinción social, es decir, pasamos de una sociedad colonial a una república sin ciudadanos. Esto se grafica en las representaciones y prácticas de los actores del cuento de César Vallejo: la colonialidad del poder (Ánibal Quijano) no ha muerto.
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Las relaciones poscoloniales se operacionalizan en una escena del cuento, cuando el colorado Paco Fariña mencionó en voz alta al profesor que la mamá de Paco Yunque tiene mucha plata, pero Humberto Grieve desmintió dicha información de forma tajante: ¡Mentira, señor! La autoridad de su discurso se basó que él es hijo de del señor Dorian Grieve, un inglés, patrón de los Yunque, gerente de los ferrocarriles de la Peruvian Corporation y alcalde del pueblo. En la casa de la familia Grieve trabaja la mamá de Paco Yunque como sirvienta y, por ende, no tiene nada de derechos laborales.
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La herencia colonial (Julio Cotler) graficado en el cuento de Paco Yunque sigue reproduciéndose en el sector laboral de las trabajadoras del hogar quienes no tienen derechos laborales. Según Bettina Valdez, el trabajo realizado por las trabajadoras del hogar es desvalorado porque la norma laboral peruana les reconoce menos derechos y ni siquiera ellas tienen derecho al sueldo mínimo como otros/as trabajadores/as asalariados/as. Valdez señala que las categorías de raza y clase agravan la situación de vulnerabilidad de las trabajadoras del hogar quienes sufren una discriminación por múltiples motivos no sólo por ser mujeres, sino por ser migrantes, por ser pobres y cholas. Por esta razón, la mamá de Paco Yunque no tiene nada por su condición de sirvienta, es decir, ella fue ajena a los derechos laborales y el derecho a la educación: el círculo de la subalternidad femenina.
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Finalmente, Paco Yunque es víctima del bullying
educativo (en clave de masculinidades) y su mamá del
bullying laboral. Ambos reflejados en las relaciones de poder de la vida
cotidiana y pública. Por este motivo, el problema del bullying en el sector
educación debe abordar el tema de la construcción de nuevos modelos de masculinidad
porque de lo contrario será otros de los problemas sin resolver de la sociedad
peruana
