lunes, 23 de mayo de 2016

Tecnología de Género



Por: Raúl Rosales León


El texto Tecnología de Género[1] empieza con el análisis de Teresa de Lauretis sobre las limitaciones de la noción de género como diferencia sexual dentro del pensamiento crítico feminista.  Cuando la categoría diferencia sexual solo alude a la diferencia entre hombres y mujeres surge la primera limitación porque se produce una oposición sexual universal que obstaculiza en análisis de la diferencia dentro de las mujeres.  No todas las mujeres son iguales. La segunda limitante de mencionada categoría es que se está encerrada en una prisión del lenguaje en donde no puede  comprender y explicar a sujetos múltiples y contradictorios.   


La autora señala que la forma de deconstruir la diferencia sexual para comprender sujetos heterogéneos y contradictorios es a través de la categoría de tecnología de género.  Esta línea conceptual surge de los aportes teóricos de Michael Foucault sobre la tecnología del sexo  para analizar el género más allá de la diferencia sexual y, específicamente, analizarlo en el campo de la representación y autorepresentación y como producto de variadas tecnologías sociales.


Teresa de Lauretis señala que el género es una representación con repercusiones en la vida material, en donde dicha reproducción es una construcción que no está ajena al campo ideológico.  Por ese motivo, en base a la propuesta de Althusser (Aparatos Ideológicos del Estado), Lauretis considera que el género es una ideología que constituye a sujetos hombres y mujeres.  Es decir, la ideología no puede ser ajena a la producción y reproducción de las relaciones de género, por ese motivo, el género no representa a un individuo, sino a una relación social.  Según Teresa de Luretis el género en una producción así como el proceso de representación y, por ende, desde la propuesta de Altusser el género puede ser analizado como una “tecnología de género”.


Teresa de Lauretis al comprender el género como una representación social y, ésta a la vez, como una construcción subjetiva que puede afectar las representaciones de género, esto posibilita la apertura de una agencia y de autodeterminación de los individuos en un nivel subjetivo.   En este punto la autora abre un debate con Althusser porque para él la ideología no deja nada afuera, es decir, no existe una capacidad de agencia de los individuos atrapados por los Aparatos Ideológicos del Estado. Solo es posible visualizar la ideología como engaño y mistificación desde el campo de la ciencia.   En este punto Teresa de Lauretis encuentra un punto de reflexión porque el feminismo no es ajeno a la ideología (burguesa y heterosexismo) siendo algunas veces cómplices de las instituciones sociales y aparatos culturales.  Frente a esta complicidad surgió una crítica feminista (con líneas de análisis raciales, sexuales y de clase) que cuestionaron a las feministas blancas y de clase media.


Es necesario señalar que la propuesta de Teresa de Lauretis se basó en la práctica de la auto-conciencia como parte de su historia, compromiso en la realidad social y en los espacios de las comunidades feministas. Según la autora es necesaria la práctica de autoconciencia en la propia condición personal como mujer en condiciones sociales y políticos en relación a otras mujeres; de ahí que se deriva la conciencia de género.  Por ese motivo, Lauretis no coincide con las posiciones feministas esencialistas y míticas (pasado matriarcal, ecológico, matrifocal) no tocada por la ideología.   Como resultado de ello se establece un Estado ideal de la igualdad de género sin alterar las relaciones sociales existentes y las estructuras heterosexuales.  Por ese motivo los límites y riesgos de una visión de género como diferencia sexual porque reproduciría el sistema heterosexista.


Por ese motivo, es necesario el movimiento dentro y fuera del género como representación ideológica. Teresa de Lauretis analiza dicho movimiento con la metáfora “fuera del plano” tomado de la teoría del cine para designar al espacio no visible en el cuadro; en cambio en el cine de vanguardia  el fuera del plano existe, su ausencia se evidencia en el cuadro. De la misma manera el sujeto del feminismo, construido en los márgenes del fuera del plano, tiene que hacer el movimiento de atrás para adelante para mostrar la representación de género en el espacio discursivo hegemónico y en los intersticios institucionales.


Comentario


Si bien la autora señala que es necesaria la crítica al discurso hegemónico concerniente al género, será en las prácticas micropolíticas en donde se encontrarán las resistencias cotidianas que proporcionarían agencia al sujeto, es decir, en las producciones culturales feministas dentro y fuera de la ideología que cuestiona la diferencia sexual.  Un movimiento de un espacio pre-representado por una representació que  se construye en los márgenes del discurso hegemónico, entre grietas e intersticios institucionales, de los aparatos poder-saber.


El texto de Teresa de Lauretis no logra profundizar las prácticas micropolíticas como producto de los procesos de representación.  Las limitaciones en el campo de las prácticas sociales en la reproducción de identidades de género fue visualizado por Hortensia Moreno[2] quien utiliza la noción de tecnologías de género como herramienta conceptual en el estudio del deporte. 


En el marco del análisis de tecnología de género  planteado por Teresa de Lauretis, Hortensia Moreno reelabora dicho concepto como procedimientos históricos, sociales, culturales e intencionales. Según Hortencia Moreno: “la idea de procedimiento me remite al ámbito de la representación, pero también al ámbito de la acción: se trata de un campo del “hacer” cuya finalidad es la producción de sujetos diferenciados a partir de la atribución de pertenencia a una de dos clases (hombre/mujer) con características y cualidades definidas en función de una supuesta complementariedad mutua” (Moreno 2011:51).  A diferencia de Teresa de Lauretis, Moreno profundiza la dimensión material que naturaliza los discursos en la práctica social. Por ese motivo, Moreno señala que el campo de los deportes es una de las instituciones más eficaces para implantar la tecnología de género que organiza y define dicho campo como un espacio masculino. 


El aporte de Teresa de Lauretis con el concepto de Tecnología de Género abre nuevas posibilidades de análisis y reflexión a nuevas/os investigadoras/es en la comprensión de las relaciones de género en el marco de las representaciones y prácticas sociales.   



[1] Lauretis, Teresa, “La tecnología del género”, en: Technologies of Gender: Essays on Theory, Film, and Fiction, Boomington: Indiana University Press, 1987.

[2] Moreno, Hortensia  “La noción de tecnologías de género como herramienta conceptual en el estudio del deporte”. En Revista Punto Género Nº1.  México, 2011. Recuperado el 14 de Mayo de 2016 en

No hay comentarios:

Publicar un comentario