Por: Raúl Rosales León
El colectivo Sottosopra /Librería de Mujeres de Milán publico un artículo titulado " (Ha ocurrido y no por casualidad) El Final del Patriarcado", donde la lógica argumental se basa en señalar el fin de la hegemonía masculina como producto de la toma de conciencia de las mujeres en el campo simbólico y político: la política de lo simbólico.
El colectivo Sottosopra /Librería de Mujeres de Milán publico un artículo titulado " (Ha ocurrido y no por casualidad) El Final del Patriarcado", donde la lógica argumental se basa en señalar el fin de la hegemonía masculina como producto de la toma de conciencia de las mujeres en el campo simbólico y político: la política de lo simbólico.
Por un lado el patriarcado dejo de ser el referente dador de identidad: la mujer como víctima; por otra parte las mujeres dejaron de ser representadas por el patriarcado político.
La presencia femenina esta más presente, siendo fuente, en el ámbito social y político. Cuando se habla de política de mujeres, según la autora, se refiere a la política encarnada en los problemas con los hombres, en torno al deseo, la diferencia sexual y el dominio. Por este motivo es fundamental el trabajo simbólico de la mediación para transformar el sentir político de la diferencia femenina. Como autoridad femenina.
La autoridad, según la autora, es una cualidad simbólica que facilita los intercambios, es decir, el circulo de relaciones mediadoras como producto de la política de los simbólico. Pero la autoridad femenina no debe basarse en la paridad entre hombre y mujeres (idea de igualdad) porque estaría dentro de los límites de la cultura patriarcal. Sino que se debe basar en la experiencia práctica de la diferencia femenina.
La disparidad de lo femenino, contradicciones internas, da fuerza al movimiento donde se realiza un conjunto basto de intercambios. Lo cual produce un empoderamiento simbólico para tener una existencia humana en sí mima. Con la capacidad política de relacionar una red de solidaridad (voluntariado, cooperación, asociacionismo) de toma de conciencia y lucha politica para presenciar el final del patriarcado.
La presencia femenina esta más presente, siendo fuente, en el ámbito social y político. Cuando se habla de política de mujeres, según la autora, se refiere a la política encarnada en los problemas con los hombres, en torno al deseo, la diferencia sexual y el dominio. Por este motivo es fundamental el trabajo simbólico de la mediación para transformar el sentir político de la diferencia femenina. Como autoridad femenina.
La autoridad, según la autora, es una cualidad simbólica que facilita los intercambios, es decir, el circulo de relaciones mediadoras como producto de la política de los simbólico. Pero la autoridad femenina no debe basarse en la paridad entre hombre y mujeres (idea de igualdad) porque estaría dentro de los límites de la cultura patriarcal. Sino que se debe basar en la experiencia práctica de la diferencia femenina.
La disparidad de lo femenino, contradicciones internas, da fuerza al movimiento donde se realiza un conjunto basto de intercambios. Lo cual produce un empoderamiento simbólico para tener una existencia humana en sí mima. Con la capacidad política de relacionar una red de solidaridad (voluntariado, cooperación, asociacionismo) de toma de conciencia y lucha politica para presenciar el final del patriarcado.