La lógica argumental de Marisol de la Cadena en su artículo titulado "Las Mujeres son más indias: Etnicidad y género en una comunidad del Cusco", se basa en analizar las desigualdades étnicas en una comunidad donde el género es determinante para legitimar la subordinación de la mujer: son más indias. La autora cuestiona la visión armónica e idílica de las relaciones de género complementarias en el mundo andino.
El caso de Chitapampa es una muestra de las jerarquías entre hombres y mujeres. Las desigualdades entre indios y mistis, se agudizan con las diferencias de género donde las mujeres indias se encuentran en el eslabón más bajo de la estratificación social. Dentro de la comunidad existen reglas de parentesco (alianzas matrimoniales) que subordina a la mujer como elemento del sistema patriarcal. Los hombres tienen mayores beneficios en la herencia, el trabajo y la propiedad de la tierra, mientras que las actividades de las mujeres no son consideradas como trabajo.
La migración del campo a la ciudad no cuestiona las jerarquías de género, sino todo lo contrario. Las profundiza. La urbe es considerada como masculina donde los hombres, indios, tienen mayores posibilidades para desindianizarse y lograr la independencia económica. En cambio las mujeres que migran siguen siendo subordinadas por el trabajo doméstico.
En la comunidad son más el número de hombres que migran, por este motivo, la herencia de la tierra a recaído en las manos de las mujeres. Pero el problema surge porque el campo ha perdido prestigio frente al proceso de modernización de la ciudad. Mientras los hombres en la ciudad son más mistis, las mujeres en el campo siguen siendo más indias.
El caso de Chitapampa es una muestra de las jerarquías entre hombres y mujeres. Las desigualdades entre indios y mistis, se agudizan con las diferencias de género donde las mujeres indias se encuentran en el eslabón más bajo de la estratificación social. Dentro de la comunidad existen reglas de parentesco (alianzas matrimoniales) que subordina a la mujer como elemento del sistema patriarcal. Los hombres tienen mayores beneficios en la herencia, el trabajo y la propiedad de la tierra, mientras que las actividades de las mujeres no son consideradas como trabajo.
La migración del campo a la ciudad no cuestiona las jerarquías de género, sino todo lo contrario. Las profundiza. La urbe es considerada como masculina donde los hombres, indios, tienen mayores posibilidades para desindianizarse y lograr la independencia económica. En cambio las mujeres que migran siguen siendo subordinadas por el trabajo doméstico.
En la comunidad son más el número de hombres que migran, por este motivo, la herencia de la tierra a recaído en las manos de las mujeres. Pero el problema surge porque el campo ha perdido prestigio frente al proceso de modernización de la ciudad. Mientras los hombres en la ciudad son más mistis, las mujeres en el campo siguen siendo más indias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario