Por: Raúl Rosales León
El desarrollo de la lógica argumental de Fátima Mernissi se basa en mostrar el concepto de la sexualidad activa de la mujer desde la perspectiva musulmán. Empieza señalando que existe una diferencia entre la religión judeocristiana y el Islam con respecto al deseo sexual. Mientras que en la primera, la pulsión sexual es reprimida, en la segunda, es encaminada para seguir los mandatos del Corán, donde el deseo sexual es una manifestación de la sabiduría de Dios. Es decir, que la libido no es censurada, sino canalizada hacia el bien.
La autora critica la visión occidental de la sexualidad (George Murdock) que tiene un concepto erróneo de la mujer musulmana, al ser considerada como pasiva. La prueba sería el uso del velo. Pero Fátima Mernissi opina contrariamente al señalar que el uso del velo es una muestra de la sexualidad activa. Y basándose en Qasim Amin, la autora analiza el poder sexual de la mujer como fitna, es decir, como caos y desorden producido por la belleza femenina. Lo cual hace necesario que esté segregada en el harén y utilice el velo para controlar al sexo débil: el hombre.
Dentro de la sociedad musulmana existen dos teorías que son contradictorias: la explícita y la implícita. En la primera (Abba Mahmud al-Aqqad), la mujer es pasiva y espera al hombre; en la segunda (Iman Ghazali), en la segunda, es activa y el hombre es la victima pasiva. Fátima Mernissi considera desafortunada la teoría explícita defendida por Aqqad, cuya obra es considerada como una mezcla de amateur de historia, religión y su marca individual de biología y antropología. Prefiere comparar la teoría implícita de Ghazali con Freud.
Según la teoría freudiana de la sexualidad, considera a la mujer como pasiva porque la célula sexual del hombre es activamente móvil y busca a la mujer. La sexualidad femenina se reduce a la castración de las características fálicas de la mujer. Entonces, la mujer al ser pasiva por castración tiene la tendencia a ser frígida en las relaciones sexuales. Fátima Mernissi señala que el problema de la teoría freudiana es la pretensión de universalidad porque el concepto musulmán sobre la sexualidad es distinto. La mujer musulmana es activa sexualmente y contrariamente a la frigidez, necesita ser satisfecha por el hombre quien esta obligado por mandato divino y social.
El desarrollo de la lógica argumental de Fátima Mernissi se basa en mostrar el concepto de la sexualidad activa de la mujer desde la perspectiva musulmán. Empieza señalando que existe una diferencia entre la religión judeocristiana y el Islam con respecto al deseo sexual. Mientras que en la primera, la pulsión sexual es reprimida, en la segunda, es encaminada para seguir los mandatos del Corán, donde el deseo sexual es una manifestación de la sabiduría de Dios. Es decir, que la libido no es censurada, sino canalizada hacia el bien.
La autora critica la visión occidental de la sexualidad (George Murdock) que tiene un concepto erróneo de la mujer musulmana, al ser considerada como pasiva. La prueba sería el uso del velo. Pero Fátima Mernissi opina contrariamente al señalar que el uso del velo es una muestra de la sexualidad activa. Y basándose en Qasim Amin, la autora analiza el poder sexual de la mujer como fitna, es decir, como caos y desorden producido por la belleza femenina. Lo cual hace necesario que esté segregada en el harén y utilice el velo para controlar al sexo débil: el hombre.
Dentro de la sociedad musulmana existen dos teorías que son contradictorias: la explícita y la implícita. En la primera (Abba Mahmud al-Aqqad), la mujer es pasiva y espera al hombre; en la segunda (Iman Ghazali), en la segunda, es activa y el hombre es la victima pasiva. Fátima Mernissi considera desafortunada la teoría explícita defendida por Aqqad, cuya obra es considerada como una mezcla de amateur de historia, religión y su marca individual de biología y antropología. Prefiere comparar la teoría implícita de Ghazali con Freud.
Según la teoría freudiana de la sexualidad, considera a la mujer como pasiva porque la célula sexual del hombre es activamente móvil y busca a la mujer. La sexualidad femenina se reduce a la castración de las características fálicas de la mujer. Entonces, la mujer al ser pasiva por castración tiene la tendencia a ser frígida en las relaciones sexuales. Fátima Mernissi señala que el problema de la teoría freudiana es la pretensión de universalidad porque el concepto musulmán sobre la sexualidad es distinto. La mujer musulmana es activa sexualmente y contrariamente a la frigidez, necesita ser satisfecha por el hombre quien esta obligado por mandato divino y social.
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