Por: Raúl Rosales León
El Plan de Igualdad de Oportunidades –PIO- es un triunfo para el feminismo, pero una derrota para el género.
Es un avance para el feminismo porque logra incorporar su premisa teórica en el Estado, al visualizar la desigualdad social entre hombres y mujeres como un problema social. En el discurso feminista (de la igualdad) se tiene como punto de partida la opresión de la mujer por el hombre, donde es necesario superar las barreras patriarcales que no permiten el pleno desarrollo de la mujer.
Por este motivo, el PIO se articula con la demanda feminista de la igualdad de oportunidades a través de la intervención del Estado para construir un escenario favorable para el desarrollo integral entre varones y mujeres. Las políticas públicas promueve la reducción de las inequidades de género.
Pero el PIO es un retroceso para el género en un plano conceptual y social. Esto porque se visualiza al género conceptualmente dentro de la matriz heterosexual donde sólo existen mujeres y varones. En este sentido, el género pierde su capacidad de análisis desde su propia perspectiva porque esta moldeada a la imagen y semejanza de la heterosexualidad hegemónica de la sociedad.
El PIO no analiza el problema de la homofobia en el Perú y, menos aún, toma en cuenta las opciones sexuales no heterosexuales que van más allá del sistema binario hombre – mujer. La comunidad LGTB (Lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) están al margen del Plan de Igualdad de Oportunidades. No existen ni como problema ni como propuesta de políticas públicas.
El Plan de Igualdad de Oportunidades –PIO- es un triunfo para el feminismo, pero una derrota para el género.
Es un avance para el feminismo porque logra incorporar su premisa teórica en el Estado, al visualizar la desigualdad social entre hombres y mujeres como un problema social. En el discurso feminista (de la igualdad) se tiene como punto de partida la opresión de la mujer por el hombre, donde es necesario superar las barreras patriarcales que no permiten el pleno desarrollo de la mujer.
Por este motivo, el PIO se articula con la demanda feminista de la igualdad de oportunidades a través de la intervención del Estado para construir un escenario favorable para el desarrollo integral entre varones y mujeres. Las políticas públicas promueve la reducción de las inequidades de género.
Pero el PIO es un retroceso para el género en un plano conceptual y social. Esto porque se visualiza al género conceptualmente dentro de la matriz heterosexual donde sólo existen mujeres y varones. En este sentido, el género pierde su capacidad de análisis desde su propia perspectiva porque esta moldeada a la imagen y semejanza de la heterosexualidad hegemónica de la sociedad.
El PIO no analiza el problema de la homofobia en el Perú y, menos aún, toma en cuenta las opciones sexuales no heterosexuales que van más allá del sistema binario hombre – mujer. La comunidad LGTB (Lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) están al margen del Plan de Igualdad de Oportunidades. No existen ni como problema ni como propuesta de políticas públicas.
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