jueves, 20 de agosto de 2009

Machismo Latinoamericano


Por: Raúl Rosales León

..........................Machismo Latinoamericano:
.......................Entre la Otredad y la Mismidad


                                 Raúl Rosales León

...........................................Me da vergüenza no trabajar,
.................................pero me lo aguanto como los machos
..........................................Chespirito

Introducción: se le salió lo macho
“A Paolo le salió lo macho”, es el titular que se mostró en la portada del periódico chicha Ajá1. El hecho que hizo noticia en el mundo de la farándula chola fueron las firmes y drásticas declaraciones del famoso jugador de fútbol, Paolo Guerrero, quien salió ante las cámaras de un programa de televisión para decir que no es homosexual. Resulta que él había sido el blanco del imitador cómico Carlos Álvarez quien había creado el esquech de “Paulín lin lin”, quien es un personaje amanerado que cuestiona burlonamente la heterosexualidad del mencionado jugador. Entonces para defender su honor de masculinidad heterosexual, Paolo dijo de manera tajante frente a las cámaras2:

“Yo creo que ya se pasó de la raya, qué es lo que puede pensar mucha gente, que yo soy maricón, yo no soy ningún maricón, si bien es cierto él es homosexual pero eso no quiere decir que todo el mundo sea homosexual”

Como dice el refrán “tanto da el agua al cántaro que se rompe”, entonces, Paolo Guerrero no pudo seguir soportando los constantes esquech del imitador Carlos Álvarez, quien se había pasado de la raya. “El homosexual es el otro” sintetiza el mecanismo de negación de la femineidad que enunció el futbolista para evitar cualquier tipo de cuestionamiento contra su virilidad. Por este motivo, a Paolo le salió lo macho para aclarar a la prensa que sólo utiliza su lengua para besar a las chicas afirmando que no tiene nada de mariquita3.

Entonces, a partir de éste hecho noticioso empiezo las reflexiones del presente ensayo sobre el machismo latinoamericano para analizar la construcción de un tipo de masculinidad que produce una identidad de género subalterno sobre el Otro. Pero con el detalle que el modelo de macho se filtra por el imaginario de la Mismidad naturalizándose en la vida cotidiana. Como hipótesis de trabajo afirmo que el machismo latinoamericano es una identidad móvil que oscila entre la otredad y la mismidad dependiendo del lugar de enunciación4. Es decir, que la producción de la identidad del “macho” esta condicionado al contexto histórico y posición social del sujeto enunciante que lo produce y reproduce discursivamente como otredad o mismidad.

¿Qué es el machismo? ¿Cuáles son las explicaciones del sujeto macho? ¿Cuál es su relación con Latinoamérica? ¿Cómo se naturaliza en la vida cotidiana? ¿Qué significa que a uno se le salga lo macho? y ¿Qué significa lo contrario? Son las interrogantes que forman en hilo conductor del presente trabajo que tiene como objetivo desmantelar la representación del sujeto machista latinoamericano desde la perspectiva de género. El ensayo esta estructurado en dos partes, la primera analiza la producción conceptual del paradigma del sujeto macho como una Otredad para explicar la masculinidad de los Latinoamericanos. Luego reflexiono sobre el machismo como una Mismidad, es decir, cuando los sujetos latinoamericanos asumen el mencionado modelo de masculinidad para explicar y justificar sus prácticas sociales.

El Machismo como Otredad
La construcción de identidades se realiza por medio de la negación del Otro. Desde esta perspectiva las relaciones de género no son ajenas a la dialéctica de la negación de identidades y, por lo tanto, a las relaciones de poder. Entonces, en base a la identidad como negación se estructura la matriz hegemónica heterosexual, el cual produce, según Judith Butler, la normatividad y mandatos que hacen obligatorio la correspondencia entre el sexo, el género y el deseo. El sistema binario de género estructura una jerarquía social, el cual contiene otras jerarquías y desigualdades sociales.

En el caso de las masculinidades existen múltiples organizaciones sociales e identidades que forman jerarquías entre los hombres a partir del cruce de las variables de género, raza y clase. Un ejemplo de masculinidades diferenciadas son los modelos de masculinidad del patriarca y el machista. Desde esta lógica se puede establecer masculinidades hegemónicas y subalternas, como lo señala R. W. Connell cuando reflexiona sobre las relaciones de poder que existen sobre las formas de ser masculino en la sociedad. El autor señala lo siguiente:

“La hegemonía es probable que se establezca sólo si hay alguna correspondencia entre el ideal cultural y el poder institucional, colectivo sino individual. Así, los niveles más altos del mundo empresarial, militar y gubernamental entregan un despliegue corporativo bastante convincente de la masculinidad, todavía poco cuestionado por las mujeres feministas o por los hombres disidentes. El recurso exitoso a la autoridad, más que a la violencia directa, es la marca de la hegemonía” (1997:40)

Desde una perspectiva gramsciana Connel utiliza el concepto de hegemonía para explicar los mecanismos simbólicos que legitima la autoridad de un modelo de masculinidad. Sin necesidad de utilizar la fuerza física. Entonces, a partir del patrón de referencia de la masculinidad hegemónica se produce sistemáticamente una cadena de tensiones y exclusiones entre hombres-mujeres, heterosexuales-homosexuales y patriarcas-machistas. En esta última relación jerárquica me detendré para analizar la construcción del machismo latinoamericano como Otredad, es decir, una masculinidad subalterna frente al buen patriarca occidental.

Las primeras imágenes del machismo latinoamericano surgen en la formación de la masculinidad del mexicano. Será en las reflexiones de Octavio Paz en su ensayo el Laberinto de la Soledad donde empieza explicar la génesis y funcionalidad el machismo mexicano. En necesario señalar que la imagen de Otredad también es planteado por Octavio Paz cuando afirma el carácter misterioso y contradictorio de su país:

“Para un europeo, México es un país al margen de la Historia Universal. Y todo lo que se encuentra alejado del centro de la sociedad aparece como extraño e impenetrable” (1993:72-73).

A partir de estas representaciones de Otredad mexicana, Octavio Paz centra la raíz histórica el laberinto de la soledad en la conquista de México, donde nace el ser solitario mexicano, el mestizo, como producto de la chingana, de decir, la violación y el engaño. La partida de nacimiento de México hace que tenga un carácter misterioso y extraño5. Según el autor un Otredad nacional para los ojos de los extranjeros y para los mexicanos mismos. Esto se refuerza con la representación del conquistador, Hernán Cortés, como sinónimo del gran chingón, quien es el macho que impone la fuerza viril y el autoritarismo contra lo femenino.

El investigador Marvin Goldwert, siguiendo las pistas Laberinto de la Soledad, señala que el trauma de la Conquista Española fue un hecho causo en el mexicano un mecanismo de negación del papel femenino indígena: representado por la Malinche. Entonces, surge el culto a la virilidad machista, el cual estará constantemente alerta para rechazar los sentimientos de feminidad. Pero el autor va más allá de la Conquista Española para explicar la práctica social machista, el cual se mantiene vigente aunque pasen los años como el caso de la Revolución Mexicana donde Pancho Villa representa al macho por excelencia por ser un líder agresivo y violento. Marvin Goldwert al final de su artículo cierra el círculo de la Otredad del machista, cuando propone una sugerencia:

“But if the Mexicans pause in their flihgt from femininity, adapt their character to the needs of a society in rapad transition, they may “no longer need to lears how to die; they may now even plan how to live” (1985:168)

La imagen del cambio necesario que deben pasar los machistas mexicanos para aprendan a planificar como vivir, estructura la dualidad entre el machista (sociedad-muerte) y el patriarca (sociedad-planificada). Ambas tienen como eje angular la construcción de la masculinidad que se proyecta en un tipo de sociedad, donde el machismo esta asociado a un tipo negativo de sociedad.

La visión negativa del machismo es tomado en cuenta por Ralph Bolton quien analiza la masculinidad de los camioneros del sur andino del Perú. En su trabajo señala el machismo es un conjunto de creencia, valores, actitudes, emociones y comportamientos que se encuentran en culturas diversas, el más notablemente el latinoamericano y Mediterráneo, pero en otro, también. Además, el machismo puede estar presente en ciertas clases, por lo general bajar clases. Para ser macho, según el autor, menciona que uno debe ser poderoso, agresivo e independiente, capaz de defender su honor y de mostrar su superioridad de hombres. Con respecto al punto de la demostración de la superioridad masculina Ralph Bolton señala:

“Competition between males is only one side of the coin. The other side involves male-female relation. A macho must demostrate not only superiority over other men, but also dominance over women. These two phenomena, though analytically separate, are intimately connected. The arena in which men may compete most acutely with one another is precisely the one in which women are the prize. Consequently, to have control over women is to show superiority over other men. Conversely, of course, by proving superior to other men, one might attract women” (197:319)

Según el autor es necesario el mecanismo de la competencia entre los machos para demostrar la superioridad. Lo singular es que el premio mayor son las mujeres. El macho debe tener el control sobre las mujeres, las cuales son atraídas por la superioridad del macho. De esta manera el autor estructura la Otredad de la masculinidad del sur andino del Perú donde los camioneros son los sujetos sociales que se encarna en el macho.

Si por un lado existe la Otredad machista, por otro lado, Evelyn P. Stevens, estructura la otredad marianista. Según la autora el marianismo es una cultura caracterizada por la sumisión, el entendimiento, la tristeza, la paciencia, la resignación, la virginidad, la frigidez nupcial, entre otros. Stevens hace una especia de ecuación de género directamente proporcional: a mayor machismo, mayor marianismo. Es decir, que existe un aumento del grado de marianismo cuando los hombres se comportan mal con ellas. A mayor maltrato mayor marianismo. Pero con el marianismo no se pierde porque la mujer en vez de ser la victima, aprovecha el recurso cultural (marianista) para salir con ganancia: beneficiarias conscientes del mito. Ellas son superiores moralmente, lo cual compensa el maltrato de los machistas.

El machismo como otredad explica la masculinidad latinoamericana como producto de la conquista española. La formación del modelo de masculinidad a partir de un trauma histórico explica el culto a la virilidad y la fuerza en la demostración de la hombría. El machismo es un modelo cerrado, ahistórico y esencialista que no permite analizar las particularidades de las masculinidades en un continente con diversidad cultural. También es necesario señalar que el machismo es la contra imagen del buen modelo de masculinidad, es decir, el buen patriarca. Por este motivo la otredad del machismo se basa en una masculinidad subalterna.

El Machismo como Mismidad
¿Cuál es la correa de transmisión del machismo como Otredad hacia el machismo como Mismidad? Cuando hablo de la “mismidad” lo hago para referirme a la legitimación en la vida cotidiana del modelo “macho” en los sujetos sociales. Es decir, cuando los mismos latinoamericanos asumen la identidad machista como un modelo natural en la sociedad: machista soy y no me compadezcas.

La mexicana Patricia Henry Ford asume la mismidad del machismo como un problema que tiene raíces profundas en la sociedad6. El machismo es tan familiar como parte del aire que se respira. Así, la autora, tomando como referente al refrán, “Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer”, ella agrega, “Debajo de cada macho hay una mujer sufrida”. De esta manera Patricia Henry parte del supuesto que el machismo es un hecho naturalizado de la sociedad mexicana donde arriba de toda mujer sufrida se encuentra un macho.

¿Cómo el modelo del macho se naturaliza en el Perú? La repuesta es elaborada por Norma Fuller, quien analiza la producción del machista tomando como referente la investigación de Matthew Gutmann (quien afirma que la difusión de las imágenes del macho es producto de la construcción de la identidad nacional mexicana, luego de la revolución mexicana). Entonces, Fuller señala que en el caso peruano es notoria la penetración de la imagen del macho por medio del cine mexicano de las década de los cuarenta y cincuenta7:

“La difusión de imágenes que colocaban al macho mexicano como símbolo de la identidad nacional mexicana contribuyó también a construir una identidad latinoamericana y un sentimiento de vinculo entre los varones de países como México y Perú. En sentido contrario, la figura del macho en los Estados Unidos de Norteamérica habría sido identificada con el migrante mexicano a quien se le atribuye una violencia y sexualidad incontroladas. Es decir se construye la imagen de un otro menos humano”.

Si por un lado la producción del macho produce una empatía identitaria en las masculinidades latinoamericanas, entonces el machismo es asumido como una mismidad. Pero de otro lado para los Estados Unidos los machistas mexicanos que migran a sus tierras serán considerados como otredad. Estas iniciales imágenes de la producción del macho, según Norma Fuller, serían retomadas por los discursos académicos y, luego, por el sentido común como la expresión de la esencia del varón latinoamericano.

Juan Carlos Callirgos señala que las imágenes esteriotipadas del hombre latinoamericano como el hombre verdugo, agresor y poderoso hace que sea común afirmar que vivimos en una sociedad machista. Una fuente que puede confirmar la internalización de las imágenes esteriotipadas del modelo macho es por medio de la encuesta realizada por en Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú: el 71% de la población de Lima considera que nuestra sociedad es machista8. Entonces, el machismo se internalizó en el sentido común en los pobladores legitimando la imagen negativa de los hombres latinoamericanos. La imagen del macho irresponsable y violento coincide con el concepto de machismo de Rocío Silva Santisteban9:

“¿Qué es el machismo? Es una forma de entender el mundo y de vivirlo. Un sentido común. Una suerte de ideas que se han encarnado en un sujeto, sometiendo su cuerpo a esas exigencias, de tal suerte que luego se convierten en prácticas agresivas incluso contra él mismo. El machismo siempre sospecha, por lo mismo exige que la hombría se demuestre día a día, minuto a minuto. Estas demostraciones pasan por algunos supuestos actos de heroísmo, por enfrentamientos con otros machos, por sometimiento al débil –el nerd, el lorna, el afeminado, las mujeres–. El macho es aquel que "debe" someter a los otros, pero sobre todo, a la otra. Aquél a quien no le pisan el poncho. El bacán del barrio aunque eso implique –como en mi barrio– meterse droga, pegarles a los chiquillos, pelearse con nunchakus, y andar exhibiendo las cicatrices corporales con perverso orgullo”.

Como se puede apreciar el machismo es un “sistema” conformado por representaciones mentales y prácticas sociales. Entonces, según la autora, el sistema machista esta conformado por un conjunto de creencias que someten el cuerpo del macho para causar daño a otros cuerpos sean mujeres, gay, lesbianas y transgénero. Por este motivo, Rocío Silva Santitesban afirma en su artículo que el machismo mata por lo cual es necesario erradicarlo totalmente por medio de una política pública urgente.

El machismo como mismidad se legitima en el imaginario de los latinoamericanos cuando se vuelve un problema de agenda pública. Como por ejemplo el vecino país de Bolivia cuando en marzo del 2004 el Presidente Carlos Mesa lamentaba que en su país continúa viviéndose con un pensamiento “machista”. Según el Presidente10 en la sociedad boliviana sigue anclada en una visión machista y excluyente, por este motivo las entidades del estado deben buscar la mayor participación de las mujeres en actividades políticas, sociales y culturales.

El vecino país del Ecuador también coloca al machismo en la categoría de problema nacional. El Presidente Rafael Correa hace un llamado a la nación para sostener que es necesario un profundo cambio cultural en donde el objetivo es fomentar la equidad de género para acabar con discriminación de la mujer ecuatoriana. Para ello Correa considera ante la prensa que es necesario11: “Que se acabe el machismo latinoamericano. Son los jóvenes los que deben trabajar en ello con una nueva mentalidad, rechazando lo intolerable". Desde esta perspectiva el machismo es nefasto e injusto para la sociedad ecuatoriana.

Cuando los Presidentes callan sobre el tema del machismo, son las Primeras Damas quienes lideran quienes ponen la problemática en la agenda pública. Así lo mostró La Coalición de Primeras Damas y Mujeres Líderes de América Latina sobre Mujer y Sida, quienes culpan al machismo como la principal causa de la feminización del VIH en la región. La fundadora y presidenta de la Coalición, la primera dama de Honduras, Ziomara Castro de Zelaya12, indicó que el machismo impera especialmente en los países en desarrollo y se debe a la falta de educación.

Sí los Presidentes y Primeras Damas no toman en cuenta el problema del machismo en la agenda pública, lo hace la sociedad civil. Como es el caso de Colombia donde un grupo de jóvenes de la Asociación Santa Rita para la Educación y la Promoción (Funsarep) realizaron en Cartagena de Indias una campaña titulada “El machismo mata”. Según los jóvenes en Cartagena, las agresiones intrafamiliares tienen como principal causa el machismo, el cual vienen aumentando en los últimos años13. Desde la esfera de la sociedad civil se hacen campañas de sensibilización para disminuir la tasa de violencia familiar.

En Brasil la sociedad civil también coloca el tema del machismo como punto de agenda, pero no es lo único que debe ser erradicado. Así se comprobó en la Parada del Orgullo GLBT14 del año 2007 donde empezó con una campaña por la diversidad por un mundo sin racismo, machismo y homofobia. El evento se realizó en la ciudad de San Pablo donde participaron alrededor de 3,5 millones de personas. De acuerdo con organizadores el evento busca el reconocimiento de los gays, lesbianas, bisexuales, travestis y transexuales en la sociedad donde es necesario ir más allá de la homofobia porque existen otras formas de opresión como el machismo.

Como se puede apreciar la mismidad del machismo es asumido por la mayoría de los países latinoamericanos. No simplemente como un problema dentro del hogar, sino también como un tema de agenda pública. El machismo es visualizado por el Estado y la Sociedad Civil como un obstáculo social para lograr el desarrollo de las sociedades latinoamericanas. A través de los ejemplos mostrados se observa que el modelo machista se legitima en la vida cotidiana y pública. Hablar sobre machismo es hablar sobre un problema de los hombres Latinoamericanos, el cual debe ser erradicado para seguir la línea de los países desarrollados donde existen buenos patriarcas. Sólo el patriarcado salvará la sociedad latinoamericana.

Conclusiones no tan machistas

“Se le salió lo macho”, puede oscilar entre la otredad y la mismidad. Es el primero, cuando se estructura un modelo subalterno de masculinidad utilizado para explicar las mentalidades y comportamiento de los hombres latinoamericanos. Generalmente, el lugar de enunciación de la otredad machista procede de los espacios hegemónicos quienes producen una serie de esteriotipos esencialitas, cerrados y ahistóricos sobre el sujeto macho: un patriarca irresponsable. En el segundo, se asume el modelo de masculinidad subalterno, es decir, son los mismos sujetos latinoamericanos quienes incorporan el machismo como parte de su idiosincrasia social.

La otredad no es sólo estructurada para los hombres latinoamericanos, sino también para las mujeres. A partir del supuesto que el machismo tiene existencia por sí misma, entonces surge la otra cara de la moneda, es decir, el “marianismo” que es un concepto utilizado para entender a las mujeres latinoamericanas. Por este motivo, tanto el machismo como el marianismo se necesitan mutuamente para legitimarse conceptualmente como otredades. Ambos modelos son estáticos, cerrados y generalizadores, los cuales pierden capacidad explicativa para entender la diversidad de relaciones de género en América Latina.

El machismo como mismidad se ha legitimado en el espacio privado y público. No sólo es aceptado a nivel personal, sino que se ha vuelto un punto de agenda pública en los países de Latinoamérica. Tanto el Estado como la Sociedad Civil visualizan el machismo como un problema que afecta negativamente la sociedad por la alta agresividad, prepotencia y violencia contra las mujeres. Para varios países latinoamericanos el machismo mata, por lo cual es necesario hacer campañas públicas de sensibilización con el objetivo de erradicarlo. Muerto el machista, muerto la rabia.

Pero en otros casos la mismidad del machismo es necesaria para evitar cualquier tipo de cuestionamiento de la virilidad. Así lo demostró el futbolista Paolo Guerreo, quien salió como gallito de batalla para afirmar que no es maricón, señalando que el homosexual es el imitador Carlos Álvarez. Pero esta actitud sería considerada como típica de la idiosincrasia del hombre latinoamericano. De esta manera se estaría metiendo la diversidad cultural de masculinidades del continente en la misma bolsa del modelo machista, el cual oscilaría entre la otredad y la mismidad.

Bibliografía
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1999 El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad.
Paidos, Buenos Aires.

BOLTON, Raph
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1997 “La Organización social de la masculinidad”, en Teresa Valdés y José Loaría (eds) Masculinidadies. Poder y crisis. Isis Internacional – Ediciones de las Mujeres.

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http://www.avantel.net/~cedimse/html/Las%20familias%20mas%20alla%20del%20machismo.htm

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2007 “El machismo mata”, en Blog Columna Okupa
http://kolumnaokupa.blogsome.com/2007/11/04/el-machismo-mata/

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1997 “Marianismo: La otra cara del machismo en Latinoamérica”, en Ann Pescatello (compiladora) Hembra y Macho en Latinoamérica. Ensayos. Editorial Diana. México.

VICH, Víctor
2002 El caníbal es el Otro. Violencia y cultura en el Perú contemporáneo. Instituto de
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Notas
.
1 Diario AJÁ 14/06/2009
2 http://salecaliente.com/2009/06/06/paolo-guerrero-versus-paolin-lin-lin/
3 http://www.aja.com.pe/aja/seccion.php?txtSecci_id=22&txtNota_id=74366&pag=0

4 Víctor Vich señala que el lugar de enunciación es el conjunto de determinantes sociales que estructuran la condición social del enunciante.
5 Octavio Paz también señala que la mujer mexicana representa una figura enigmática.

6http://www.avantel.net/~cedimse/html/Las%20familias%20mas%20alla%20del%20machismo.htm

7 http://www.europrofem.org/contri/2_05_es/es-masc/44es_mas.htm

8 http://www.agenciaperu.com/sociedad/2006/mar/encuesta_machismo.html

9 ttp://www.larepublica.com.pe/content/view/186833

10 http://www.ops.org.bo/cgi/sys/s2a.xic?DB=B&S2=2&S11=3127&S22=b
11 http://www.diariocritico.com/chile/2007/Agosto/noticias/32503/machismo.html

12http://www.elcomercio.com.pe/ediciononline/html/2008-08-02/primeras-damas-latinoamerica-culpan-al-machismo-feminizacion-sida.html

13http://www.eltiempo.com/colombia/caribe/ARTICULO-WEB-PLANTILLA_NOTA_INTERIOR-4939231.html
PLANTILLA_NOTA_INTERIOR-4939231.html

14 http://www.adital.com.br/SITE/noticia.asp?lang=ES&cod=27999

2 comentarios:

  1. EL articulo es muy bueno pero no dice quién los escribe para poder citarlo

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  2. estimadx anónimo, gracias por tus comentarios. El artículo es de mi autoria: Raúl Rosales León

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