jueves, 17 de diciembre de 2009

Don Miguel Grau: el machista cortés de los mares


Por: Raúl Rosales león

¿Qué es un hombre caballeroso, inteligente,
trabajador, guapo, digno y honesto?
Un triste espejismo
*

Introducción: entre la cortesía y la valentía.
Existe un tipo de machismo que no mata. Uno sin capacidad de humillar, maltratar y traumatizar a la mujer, incluyendo a los no tan machos o machomenos. Este singular tipo de machismo que no parece machista (sin violencia física y psicológica) se encarna irónicamente en la figura del “caballero”, el cual pasa camuflado por la etiqueta social como un ideal de sana masculinidad patriarcal (respetuoso y buen proveedor). La caballerosidad como modelo de masculinidad internaliza una serie de mandatos sociales en los hombres para articular su comportamiento con nobleza, generosidad y cortesía frente a las damas. Y, a la misma vez, se espera de ellas que estén dispuestas para agradecer el buen trato de un caballero.

Para los que creen en las sanas intensiones de los caballeros es necesario señalar que pueden pecar de ingenuos porque el mencionado modelo de masculinidad no es ajeno a las relaciones de poder. La caballerosidad es producto del sistema binario de género que otorgan coherencia e identidad a los modelos masculinos y femeninos de la sociedad. Estos modelos binarios, según Judith Butler, legitima y naturaliza la lógica hegemónica heterosexual que establece un incuestionable orden obligatorio en las correlaciones entre sexo, género y deseo. Entonces, desde esta perspectiva la figura del caballero no es un ejemplo de neutralidad de los buenos modales, sino un mandato social que reproduce, elegantemente y sin sospecha, la jerarquía social en las relaciones de género para evitar cualquier tipo de disputa o cuestionamiento.

El presente ensayo tiene como objetivo deconstruir desde la perspectiva de género la práctica socialmente aceptada de la caballerosidad para analizar las relaciones de poder que se legitiman desde la vida cotidiana hasta la Historia Oficial del Estado-Nación. La figura masculina que tomo como objeto de estudio es Don Miguel Grau Seminario, héroe de la Guerra del Pacífico (Perú vs Chile a finales del siglo XIX) desde la versión historiográfica peruana. Él encarna la figura del perfecto caballero de los mares considerado como uno de los protagonistas de la guerra. La importancia de Miguel Grau se refleja en su última batalla al vencer a varios héroes nacionales para ser nombrado como el Peruano del Milenio.
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Planteo como hipótesis de trabajo que el modelo masculino del “caballero de los mares” legitima la heterosexualidad obligatoria y reproduce las jerarquías de género en el Perú. El mencionado modelo es parte de la violencia simbólica (Pierre Bourdieu) que se filtra en el imaginario y en las prácticas cotidianas donde el orden social opresor llega ser eficiente sólo por la complicidad de los propios dominados.

En el presente trabajo ensayo el concepto de “machista cortés” para cuestionar radicalmente el aparato disciplinario de la hegemonía heterosexista que moldea al “sujeto caballero”. Para lo cual, empiezo explicando la noción de machismo cortés para entender el fondo machista que existe en ciertas actitudes supuestamente no machistas, es decir, patriarcales. “Lo cortés no quita lo valiente”, será la frase que tomaré en cuenta para demostrar que el machismo puede pasar inadvertido en el sentido común disfrazado de cortesía. Luego continúo reflexionando sobre la génesis y práctica de la caballerosidad en los tiempos modernos. Finalizo analizando la construcción del héroe heterosexual, valiente y con modales de caballero de la guerra del Pacífico, quien hizo un intercambio de cartas con Carmela Carvajal Prat, quien fue la viuda de otro héroe heterosexual chileno de 1879.

El machismo cortes:
lo cortes no quita lo valiente y tampoco lo machista.
“El problema de la gran familia humana es que todos quieren ser el padre”, es la frase de Mafalda para sintetizar las relaciones de poder que existen en el mundo. Ser el padre significa tener jerárquicamente el poder. Tener la sartén por el mango. Los lacanianos hablarían sobre el Nombre del Padre, es decir, la ley simbólica que gobierna al sujeto. Pero es necesario hacer una aclaración a Mafalda porque no todos los padres son iguales y, por ende, existen distintos modelos de poder paternal en la sociedad.

Existe una diferencia entre el patriarca (el buen proveedor de la familia) y el machista (el modelo negativo de paternidad). Mientras el primero pertenece al modelo de masculinidad hegemónica occidental, el segundo modelo es parte sustancial de la masculinidad subalterna en Latinoamérica. La dualidad en cuestión legitima las desigualdades sociales entre países del Primer Mundo y del Tercer Mundo, cuyos procesos de desarrollo están vinculados con sus respectivas masculinidades. Entonces, para justificar las brechas económicas, sociales y políticas, entre países del hemisferio norte y del sur, se parte del supuesto que el patriarca es superior que el machista.

Entonces, el desarrollo de la gran familia humana dependerá del tipo de padre que se tenga. Parafraseando un viejo refrán “dime quienes son tus padres y te diré quién eres”, puede ser la formula para explicar el tipo de sociedad. Es decir, en las sociedades patriarcales son por sí mismas ordenadas y planificadas (Europa y EEUU), mientras que las sociedades machistas son caóticas e improvisadas (Latinoamérica).

El caso del desorden del continente Latinoamericano se explica generalmente por el trauma del “sujeto macho” al ser un producto histórico de la violenta conquista española. Según Marvin Goldwert el machismo es resultado de la violencia guerrera e hipermasculina de los conquistadores que feminizaron a la población indígena. Lo cual estructura la dualidad: español-activo-masculino / indígena-pasivo-femenino. Según el autor, el machismo mexicano, encarnado en los mestizos, es el rechazo de los sentimientos de feminidad por medio de la agresividad y opresión contra la mujer. Esta idea del machismo se generaliza como identidad innata a todo el continente latinoamericano. Una concepción del machismo como sistema es planteado por Rocío Silva Santisteban1:

“Una suerte de ideas que se han encarnado en un sujeto, sometiendo su cuerpo a esas exigencias, de tal suerte que luego se convierten en prácticas agresivas incluso contra él mismo. Machismo siempre sospecha, por lo mismo exige que la hombría se demuestre día a día, minuto a minuto. Estas demostraciones pasan por algunos supuestos actos de heroísmo, por enfrentamientos con otros machos, por sometimiento al débil –el nerd, el lorna, el afeminado, las mujeres–. El macho es aquel que "debe" someter a los otros, pero sobre todo, a la otra. Aquél a quien no le pisan el poncho”

Como se puede apreciar el machista debe asumir valentía frente a otros machos para demostrar su hombría. Las prácticas agresivas legitiman su dominio sobre las mujeres estableciendo la jerarquía de género. Entonces, el sistema machista esta conformado por un conjunto de creencias que someten el cuerpo del macho para causar daño a otros cuerpos. Por este motivo, Rocío Silva Santitesban afirma que el machismo mata. Entonces, la carga negativa del machismo hace necesario una serie de conductas y representaciones no machistas para el bien de la sociedad.

Conociendo el modelo negativo surge su contraimagen representado por los hombres caballeros y corteses quienes son considerados como modelos positivos de masculinidad. Si bien éste modelo puede estar asociado al patriarca, también se encuentra subrepticiamente asociado con el machismo. ¿Cuáles serán las coordenadas comunes que los hermana?

Ambos modelos masculinos tienen un horror a la ambigüedad2, es decir, un miedo a ser considerados como femeninos o afeminados. Entonces surgen los mecanismos de negación para mantener la distancia y jerarquía de género. Ser caballero significa no ser una dama. Pero ello no es suficiente frente a los sujetos machistas quienes se pueden burlar de los refinados modales de los señores corteses. Entonces surge la famosa frase que neutraliza cualquier tipo de ambigüedad: “Lo cortés no quita lo valiente”.

Entonces la cortesía y el machismo están implícitamente relacionados. Ambos modelos son cómplices de la subordinación simbólica y física de las mujeres (incluyo a las Lesbianas, Gays, Travestis y Bisexuales). Entonces, en la frase “Lo cortés no quita lo valiente” podemos darnos cuenta del fondo sutilmente machista de la cortesía. ¿Por qué la necesidad de enfatizar la valentía en el acto cortés? Desde mi punto de vista parece muy sospechoso que uno señale que la valentía no se pierde luego de ser cortes. Por este motivo, también se mantiene lo machista luego de ser cortes porque éste debe demostrar públicamente su rechazo a lo femenino y, sobre todo, frente a los machos. Sin valentía no existe el sujeto machista. Entonces, la cortesía deja de ser un fin virtuoso en sí mismo para convertirse, al igual que el machismo, en un mecanismo que niega la femeneidad.

Michael Kimmel analiza la masculinidad como una “validación homosocial”, es decir, cuando se demuestra la hombría para la aprobación de otros hombres. Para lograr la validación de la virilidad es necesaria una serie de rituales y prácticas para demostrar la masculinidad ante los ojos de los demás. En lo que respecta al machismo, Norma Fuller, señala que éste representa la expresión de la inseguridad de los jóvenes respecto a su propia virilidad o a su capacidad de obtener el reconocimiento de sus pares3. Una de las formas de demostrar la hombría y recibir el reconocimiento es por medio de la valentía que no distingue al patriarca del machista. Entonces, el sujeto cortés también debe ser valiente para evitar el horror a la ambigüedad frente a los ojos de otros hombres y, sobre todo, machistas para evitar ser objeto de burla. Ambos modelos de masculinidad (cortés y machista) no pierden la valentía en el espacio público y, menos aún, frente a las mujeres. Por este motivo, lo cortés no quita lo valiente y tampoco lo machista. De esta manera surge la figura del “machista cortés”4 quien elegantemente reproduce las jerarquías de género.

Entonces, “Lo cortés no quita lo valiente”, es la frase estructurada por la masculinidad hegemónica para canalizar el debe ser del hombre culto* frente a los machistas. La cortesía significa una virtud social de elegancia del hombre, algo muy diferente de los machistas vulgares quienes no saben tratar a una dama. Por algo muchas mujeres dicen nostálgicamente que han desaparecidos los hombres corteses, quedando puro macho mal educado. Pero en el fondo no existe la dicotomía cortes-machista sino su fusión conceptual en el “machista cortés”.

La caballerosidad:
la desigualdad socialmente aceptada.
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Una forma de ejercer el machismo cortés es por medio de la caballerosidad que dentro del sentido común es una práctica socialmente aceptada y positiva. Pero oculta la desigualdad de género. Según el Diccionario de la Real Lengua Española la caballerosidad viene a ser un “comporta-miento propio del hombre que obra como un caballero, con cortesía, nobleza y distinción”. Esta definición tiene como espacio histórico a Europa Medieval cuando los reyes o señores feudales estaban acompañados en forma de escolta a unos hombres que montaban caballo. Según Cristina Llanos5:

“este “caballero” era, en principio, un hombre de linaje noble, que dadas sus nobles acciones era ascendido a este título…resulta obvio que la misión de los caballeros siempre era la de proteger. Al Rey, al señor feudal, pero sobre todo a los débiles. Aquellos indefensos que podían ser fácilmente presas de bandidos”.

Entonces, el sujeto caballero adquiere una serie de características que definen su función social. Una persona cercana al poder y, por ende, un hombre de linaje noble que defiende a señores feudales y a los débiles. Entre los débiles se encuentra el sexo débil, es decir, la mujer, quien dentro del sistema feudal estaba bajo la opresión del sistema sexo-género (Rubín). En el feudalismo el principio de autoridad era ajeno a la mujer, quien debía cumplir una serie de roles en su relación de dependencia con el hombre feudal o noble. Los caballeros siempre estuvieron dispuestos a defender a las damas quienes encarnaban a la mujer pasiva, quien metafóricamente siempre espera al príncipe azul.

En las épocas modernas la caballerosidad se relaciona con el comportamiento ideal del hombre hacia la mujer. A manera de confidencia personal tengo que señalar que la actitud de caballero lo aprendí desde la niñez con el fin de relacionarme en la sociedad con el sexo opuesto, bajo la lógica de saber tratar a una dama. Claro esta que también había aprendido como son las mujeres para dar un trato de caballero: ellas son débiles, lloronas e indefensas.
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Un ejemplo del caballerismo es el manual que muestra la página web “Prologo y Etiqueta"6 EN donde existe un protocolo social para mantener el mencionado modelo hegemónico de masculinidad en el Siglo XXI. Entre los principales mandatos se encuentran los siguientes:

-“Un caballero siempre le abre la puerta a una señora, le cede el asiento, le cede el paso, la ayuda a quitarse el abrigo o le ayuda a cargar cosas. El hecho de que lo hagan no implica que las mujeres sean inferiores, sino que son más elegantes”.
-“Un caballero, cuando va a un restaurante, le cede a una señora el lugar con la mejor vista de todo el local”
-“Un caballero no dice groserías en presencia de menores, de mujeres o de personas mayores”.
-“Un caballero siempre habla bien de la mujer con la que tuvo su última relación amorosa”.
-“Un caballero trata siempre con respeto a una mujer, sin importar la edad o la relación que tenga con ella”.
-“Cuando alguien le ataca verbalmente, no importa si es en público o en privado, le contesta con elegancia, inteligencia y sin agresividad”.
-“Un caballero es, en definitiva, una persona correcta en todo momento”.

Los mandatos de la masculinidad hegemónica define al caballero como una persona educada, amable, sin agresividad que se comporta de manera correcta en todo momento. Pero estos principios forman la dicotomía caballero-activo / dama-pasiva, sobre todo porque el hombre debe ceder el asiento, el paso, ayudarle a quitarse el abrigo o ayudar a cargar cosas. Se le debe respetar a la mujer sobre todas las cosas.

Si bien el protocolo en cuestión señala que el hecho de ser caballero no significa que las mujeres sean inferiores, sino que son más elegantes, esto no significa que sean ajenas las relaciones de poder. Es justamente la elegancia y la cortesía lo que invisibiliza las jerarquías sociales y la legitimación del sistema binario de género. Pero esta legitimación de la desigualdad no pasa inadvertida, como es el caso de la crítica frontal hacia la caballerosidad por el bloguero Igor quien señala7:

"Así, tal vez lo que parezca una conducta adecuada y razonable (la del caballero) sólo esté perpetuando de manera legitimada el papel subordinado de la mujer. ¿Acaso abrirle la puerta del coche a la dama no implica asumir cierta incapacidad de su parte? ¿Es que no resulta humillante para las mujeres que de entrada sea calificada positivamente una forma de actuar que las considera como entes menores que necesitan de cuidados especiales? ¿Es que verdaderamente la caballerosidad no es el rasgo más marcado de la discriminación de género?"

Entonces, la caballerosidad legitima la desigualdad socialmente aceptada, la cual tiene como función ocultar elegantemente las jerarquías de género. No es el simple hecho mismo que el hombre le abra la puerta a una mujer, le seda el asiento o pague la cuenta, sino el sistema sexo-género que se encuentra como trasfondo de la práctica social encarnada en la figura del caballero, el cual es legitimado generalmente por la complicidad de las mujeres.

La dama y el caballero de la guerra

Don Miguel Grau Seminario fue elegido como el “Peruano del Milenio” según la votación promovida por diario El Comercio en el año 2000. El héroe peruano de los mares fue el comandante del monitor Huáscar donde cumplió su deber con la patria al resistir los constantes ataques de la escuadra naval chilena. Desde los combates de Iquique hasta Angamos existen una serie de hazañas. La trascendencia del caballero de los mares en la historia del Perú es vital, como lo señala el historiador José Agustín de La Puente y Candamo:

“Ningún hombre de nuestro país pude decir en qué momento de su vida o en qué tiempo de su instrucción escucha por primera vez el nombre del Comandante del Huáscar y los relatos fervorosos del heroico cumplimiento del deber que se advierte en su vida” (2003:515).
Entre las hazañas más notables de Grau se encuentra el combate de Iquique, cuando dos buques chilenos mantenían bloqueado el puerto. Mientras el Huascar lucha contra La Esmeralda, La Independencia se enfrenta contra la Covadonga. Luego de varias horas de combate el Huascar por medio de su espolón logró enbestir y hundir a la Esmeralda. Grau dio la orden de salvar a los náufragos mostrando un gesto de solidaridad con el enemigo, pero lo contrario ocurrió con los chilenos. Resulta que la nave Independencia por una mala maniobra se encalló y se hundió, los peruanos que naufragaron fueron victimas de los tripulantes de la Covadonga.

El gesto de Grau a comparación de los chilenos fue el motivo para que sea considerado como el pionero de los derechos humanos en América8. Pero el título de caballero de los mares surge por medio de un intercambio epistolar luego del combate de Iquique. Desde Piragua Grau escribe una solemne carta, con fecha del 2 de Junio de 1879, a la señora (viuda) Carmela Carvajal de Prat. A continuación un fragmento de la famosa carta:

“Un sagrado deber me autoriza a dirigirme a Ud. Y siento profundamente que esta carta, por las luchas que va a rememorar, contribuya aumentar el dolor que hoy justamente debe dominarla. En el combate naval del 21 próximo pasado, que tuvo lugar en la aguas de Iquique, entre las naves peruanas y chilenas, su digno y valeroso esposo, el Capitán de Fragata don Arturo Prat, comandante de la “Esmeralda”, fue como Ud. no lo ignora ya, víctima de su temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su patria”.
Si la guerra es asunto de machos, Grau muestra que también puede ser de caballeros. Por medio de la carta el caballero de los mares esta obligado por un deber sagrado a manifestar las condolencias a Carmela Caravajal de Prat. Don Miguel Grau a través de la escritura construye la representación del modelo de héroe chileno. Es decir, que estructura los valores positivos del digno y valeroso esposo don Arturo Prat, quien entregó su vida por la bandera de su patria, donde esta incluido su familia y su señora esposa. Morir por la patria es morir por los seres queridos. Entonces, por medio de la carta se crea el primer héroe de guerra de la sociedad chilena, es decir, el primer modelo de hombre heterosexual necesario para la defensa del vecino país del sur. Esta imagen de heroicidad es mostrada por la página web chilena Razón y Fuerza9 donde se registra la arenga de Arturo Prat minutos antes de lanzarse al abordaje del monitor peruano Huáscar:

“¡Muchachos: la contienda es desigual, pero ánimo y valor. Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo y espero que no sea ésta la ocasión de hacerlo!.

En el imaginario historiográfico10 chileno se construye el desenlace del combate naval de Iquique como una lucha desigual donde existió una superioridad de las fuerzas peruanas. Es común observar en la formación de modelos de héroes nacionales las condiciones de inferioridad frente al enemigo para enaltecer virtudes de valentía y amor por la patria. En la página web chilena de Profesores en Línea se elabora la narrativa heroica11:

“El comandante Prat, abordó al Huáscar, muriendo en su cubierta…Prat es, sin duda, el héroe máximo en la historia de Chile y su sacrificio en el combate de Iquique señaló una conducta moral que se transformó en consigna obligatoria para quienes pelearon en la Guerra del Pacífico: la de no rendirse ante el enemigo, cualquiera que sea su superioridad”.

Entonces, la carta de Miguel Grau es una fuente histórica que afianza la imagen de Arturo Prat como modelo de hombre en la historia oficial de Chile. El gesto de Grau de enviar la carta, junto con las prendas del héroe chileno, a Carmela Carvajal configura el escenario historiográfico de la dama y el caballero de la guerra. La respuesta de la viuda de Prat hacia Grau es la siguiente:

“Recibí su fina y estimada carta fechada a bordo del “Huascar” el 2 del corriente año. En ella, con la hidalguía del caballero antiguo, se digna usted acompañarme en mi dolor, deplorando sinceramente la muerte de mi esposo y tiene la generosidad de enviarme las queridas prendas que se encontraran en la persona de mi Arturo, prendas para mí, de un valor inestimable por ser, o consagradas por su afecto, como los retratos de familia o consagradas por su martirio como la espada que lleva su adorado nombre”.

A partir de la carta de la dama de la guerra es donde surge la figura del caballero de los mares para la Historia del Perú. Es Carmela Carvajal de Prat quien compara el gesto de Grau con la hidalguía del caballero antiguo. Ella se muestra agradecida por la sincera carta de Grau, quien la acompaña en el dolor, deplora la muerte de su digno esposo y, sobre todo, devuelve las prendas personales. Una de las principales prendas es la espada (que simboliza el falo) donde lleva su adorado nombre.

Es necesario señalar que Grau no fue el único que le envió cartas a Carmela, también lo hizo su esposo. En la página web chilena El Amaule se hace mención de la galantería y caballerosidad de Arturo Prat con su amada esposa12:

“Es imposible dejar de nombrar a su esposa Carmela Carvajal quien significaba para Prat toda su vida, y así lo deja ver en las 43 cartas de amor en donde refleja toda la galantería de un caballero medieval hacia su dama y la sensibilidad de quien cultiva dentro de sí los mas altos valores junto a una férrea voluntad”

Resulta interesante la representación de Carmela en la historia chilena porque ella no es la que entrega la vida por su patria, sino por su esposo. Entonces, se puede decir, desde la perspectiva de Simone de Beauvour que Carmela de Prat es el “Segundo Sexo”, es decir, cuando la mujer es incluida bajo ciertos parámetros y roles que son impuestos por la visión del hombre. En el caso de las cartas escritas por caballeros se estructura el papel de la dama en la sociedad. Se construye los modelos de caballero y dama de la guerra que legitima y fortalece el hegemónico sistema heterosexista de ambas sociedades: Grau para el Perú y los esposos Prat para Chile. Finalizo señalando que la cortesía y elegancia de las cartas también legitima el modelo de la ciudad letrada (Ángel Rama) para estructurar el modelo hegemónico de sociedad.

A modo de conclusión

La estructuración de las relaciones de poder son eficaces cuando se naturalizan las prácticas e imaginarios sociales. Y, sobre todo, cuando son ejemplarmente materia prima de los historiadores. Caundo se visualiza a Miguel Grau como el caballero de los mares y, sobre todo, como el modelo sano de masculinidad que defienda su patria, por lo tanto no podremos cuestionar el sistema binario de género. Sino todo lo contrario, legitimarlo. Por este motivo, considero a Don Miguel Grau como el primer machista cortés de la historia del Perú y del milenio.

La caballerosidad es un modelo que legitima la jerarquía de género al representar la desigualdad como algo natural. En la naturalización del modelo hace que la desigualdad sea aceptada socialmente, desde prácticas como abrir la puerta, pagar la cuenta o regalar rosas a una dama. A partir de estas prácticas se hace menos visible las complicidades que estrcuturan la jerarquía de género.

El patriarcado y el machismo son las dos caras del poder en las relaciones de género. Ambas se encuentran hermandadas por los mecanismos de negación de lo femenino. El horror a la ambigüedad angustia a los sujetos sociales que encarnan ambos modelos de masculinidad. La frase “lo cortes no quita lo valiente” hace inferir que tampoco quita lo machista. Entonces, es la valentía la coordenada en común que se sintetiza en el concepto “machismo cortes”.

Don Miguel Grau Seminario es el machista cortes de los mares: la unión de la valentía y la cortesía. Valiente para luchar contra la superioridad de las fuerzas navales del enemigo chileno y cortes con Carmela de Prat, cuando le envía la carta lamentando los hechos que acabaron con la vida de su señor esposo. En el intercambio epistolar se estructura la hegemonía del sistema dual de género entre la dama y el caballero en plena Guerra del Pacífico. Luego de la guerra en ambos países se forman y afianzan los modelos de héroes (blancos y heterosexuales) quienes entregaron sus vidas por la defensa de la patria y sus respectivas familias. Entonces, la caballerosidad de Grau sintetiza el modelo ideal de sana masculinidad que no mata a la hora de escribir cartas, pero sí a la hora que tiene que ser valiente frente al enemigo. Por esta razón, reitero que lo cortes no quita lo valiente y tampoco lo machista.

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Notas:

* http://www.escolar.com/Chistes/view.php-joke=6171.htm
1 http://kolumnaokupa.blogsome.com/2007/11/04/el-machismo-mata/

2 Sobre el tema ver Daniel Castillo “Fantasmas de la masculinidad” (2001).
3 http://www.europrofem.org/contri/2_05_es/es-masc/44es_mas.htm

4 Sobre el tema ver Raúl Rosales “Machismo Cortés” (2006).

5 http://www.upc.edu.pe/html/0/0/carreras/periodismo/alumnos/pseguido2003/pretextos
/oigacaballero.htm.

7 Citado por Eugenio Martínez Rodríguez en su blog Tinta Digital
http://falcon.blogsome.com/la-caballerosidad/

8
3A//www.profesorenlinea.cl/biografias/PratArturo.htm

12 http://www.elamaule.cl/admin/render/noticia/21409

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