Por Raúl Rosales León
Las nuevas masculinidades en la
práctica no son nuevas. Esto se
comprobó el pasado viernes donde millones de hombres salieron a las calles a
realizar las compras en los mercados a nivel nacional. Tampoco es nuevo la
sanción social a estos hombres representándolos como inútiles por medio de
memes difundidos por las redes sociales. Las imágenes de hombres incapaces de
hacer compras para el hogar forman parte de las masculinidades devaluadas.
Para explicar el fenómeno de las
masculinidades devaluadas tomaré como unidad de análisis a los “pisados” y “saco
largos” que son representaciones sociales que caracterizan a los hombres que
realizan las tareas domésticas. Ellos limpian la casa, cocinan, cuidan a los
niños, hacen las compras para el hogar y, sobre todo, son dominados por sus
parejas. La burla, el sarcasmo y la humillación estructuran la lógica de poder entre
hombres. En este sentido, se puede decir teóricamente que los pisados y saco
largos forman un modelo de masculinidad devaluada porque pierden valor en
relación con la masculinidad hegemónica (Connell) que garantiza la posición dominante
de los hombres y la subordinación de las mujeres. Si el hombre no domina a la
mujer para asignarle de forma exclusiva las tareas del hogar, su masculinidad
es devaluada.
Varios cibernautas de las redes
sociales cuestionaron la circulación de memes caricaturizando a los hombres
haciendo compras en el mercado. Las críticas consisten que dichas actividades son
comunes y corrientes en sus labores en el hogar. Las estadísticas del INEI dan
la razón a los cibernautas porque según los resultados de la Encuesta del Uso del Tempo (MIMP 2010) el promedio de horas a la semana que usan mujeres y hombres en
realizar las compras para el hogar son de 3,37 y 2,39 respectivamente. Existe
una pequeña brecha entre mujeres y hombres de 0,58 horas promedio que es insignificante
a comparación de las actividades culinarias con 9,41 horas promedio. En ese
sentido, no resulta nada del otro mundo y exótico que los hombres salgan hacer
las compras en el mercado, pero aun así los medios de comunicación fortalecen
los estereotipos de género.
Frente a la devaluación de las
masculinidades, desde el Estado, la Defensoría del Pueblo se pronunció señalando:
“se debe
evitar los comentarios estereotipados que generen prejuicios hacia cualquiera
de los géneros, pues naturaliza el machismo y puede provocar violencia. #EstadoDeEmergencia debe permitir reflexionar sobre roles tradicionales que afectan principalmente a mujeres”. Y desde la orilla de la sociedad civil, la ONG Manuela Ramos envío un mensaje titulado“No más estereotipos de género” en alusión a los medios de comunicación y, específicamente, periodistas que hacen preguntas a los hombres como ¿la lista lo hizo tu esposa? o ¿Sabe si es perejil o culantro?
Finalizo señalando que las nuevas
masculinidades en la teoría son nuevas. Para la gran mayoría de la población
este modelo de masculinidad es desconocido y si no de difunde oportunamente
puede tener una interpretación errónea. Las
nuevas masculinidades implican conocer y tomar conciencia de los efectos
negativos del machismo y asumir las ventajas de ejercer una masculinidad libre
de devaluación.
Hola, Raúl. He leído tu libro "Masculinidades en movimiento" y me ha dejado una duda que quisiera me ayudaras a comprender. No sabía por que parte de tu blog escribirte, así que pensé que si escribía por aquí, igual lo podrías leer.
ResponderEliminarMi duda es sobre el último texto del libro: "Entre el bien y el mal: masculinidad ordinaria en la contracultura peruana". En el texto analizas los casos de los hermanos de Caín y Abel y de Barrunto. Según entendí, solo en el caso de Juanjo podríamos hablar de que aplica un mecanismo de defensa al ceder frente a su hermano violento para evitar más violencia, pero este mecanismo de defensa sería distinto a la conformación de su masculinidad. En el caso de Juanjo podríamos decir que, a partir de su mecanismo de defensa, resiste al sistema. En cambio en el caso de Abel, podríamos decir que resiste también al sistema pero no por un mecanismo de defensa sino por lo que tiene en común con Juanjo que es la performance de una masculinidad distinta a la que su medio le brinda. Esta masculinidad distinta que tú en el texto llamas masculinidad ordinaria, ¿no sería también una masculinidad alternativa? Y, a que te refieres exactamente con que la masculinidad ordinaria no tiene un proyecto como la alternativa?
Espero puedas aclararme mis dudas, por favor, y gracias por publicar en tu blog y por tu libro, me pareció enriquecedor.
Saludos :)