domingo, 5 de abril de 2020

Masculinidades devaluadas


Por Raúl Rosales León

Las nuevas masculinidades en la práctica no son nuevas. Esto se comprobó el pasado viernes donde millones de hombres salieron a las calles a realizar las compras en los mercados a nivel nacional. Tampoco es nuevo la sanción social a estos hombres representándolos como inútiles por medio de memes difundidos por las redes sociales. Las imágenes de hombres incapaces de hacer compras para el hogar forman parte de las masculinidades devaluadas.   


Para explicar el fenómeno de las masculinidades devaluadas tomaré como unidad de análisis a los “pisados” y “saco largos” que son representaciones sociales que caracterizan a los hombres que realizan las tareas domésticas. Ellos limpian la casa, cocinan, cuidan a los niños, hacen las compras para el hogar y, sobre todo, son dominados por sus parejas. La burla, el sarcasmo y la humillación estructuran la lógica de poder entre hombres. En este sentido, se puede decir teóricamente que los pisados y saco largos forman un modelo de masculinidad devaluada porque pierden valor en relación con la masculinidad hegemónica (Connell) que garantiza la posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres. Si el hombre no domina a la mujer para asignarle de forma exclusiva las tareas del hogar, su masculinidad es devaluada.   

Varios cibernautas de las redes sociales cuestionaron la circulación de memes caricaturizando a los hombres haciendo compras en el mercado. Las críticas consisten que dichas actividades son comunes y corrientes en sus labores en el hogar. Las estadísticas del INEI dan la razón a los cibernautas porque según los resultados de la Encuesta del Uso del Tempo (MIMP 2010) el promedio de horas a la semana que usan mujeres y hombres en realizar las compras para el hogar son de 3,37 y 2,39 respectivamente. Existe una pequeña brecha entre mujeres y hombres de 0,58 horas promedio que es insignificante a comparación de las actividades culinarias con 9,41 horas promedio. En ese sentido, no resulta nada del otro mundo y exótico que los hombres salgan hacer las compras en el mercado, pero aun así los medios de comunicación fortalecen los estereotipos de género.



Frente a la devaluación de las masculinidades, desde el Estado, la Defensoría del Pueblo se pronunció señalando: “se debe evitar los comentarios estereotipados que generen prejuicios hacia cualquiera de los géneros, pues naturaliza el machismo y puede provocar violencia. #EstadoDeEmergencia debe permitir reflexionar sobre roles tradicionales que afectan principalmente a mujeres”. Y desde la orilla de la sociedad civil, la ONG Manuela Ramos envío un mensaje titulado“No más estereotipos de género” en alusión a los medios de comunicación y, específicamente, periodistas que hacen preguntas a los hombres como ¿la lista lo hizo tu esposa? o ¿Sabe si es perejil o culantro?   

Finalizo señalando que las nuevas masculinidades en la teoría son nuevas. Para la gran mayoría de la población este modelo de masculinidad es desconocido y si no de difunde oportunamente puede tener una interpretación errónea.  Las nuevas masculinidades implican conocer y tomar conciencia de los efectos negativos del machismo y asumir las ventajas de ejercer una masculinidad libre de devaluación.

jueves, 19 de marzo de 2020

Tiempos de nuevas masculinidades. Evitar otra oportunidad perdida.


Por Raúl Rosales León

En el actual contexto de crisis que atraviesa nuestra sociedad por la presencia del coronavirus, Marcela Huaita escribió un artículo titulado Tiempos de crisis: Las mujeres, el Estado y la carga del cuidado. Suscribo las ideas de la autora y, específicamente, la siguiente afirmación: “Las mujeres no podremos dedicarnos a teletrabajar si no compartimos las tareas de cuidado. Esta crisis debe ser también una oportunidad para replantear los roles en la casa”. La cuarentena de quince días decretado por el Presidente Martín Vizcarra es la oportunidad para tomar conciencia de la necesidad de fomentar las nuevas masculinidades y, de esta manera, avanzar en el camino hacia la igualdad de género en el Perú.

La Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (INEI, 2010) demuestra que las actividades relacionadas con las tareas domésticas y el cuidado son realizadas en mayor porcentaje de tiempo por las mujeres. Según el INEI con los resultados se constata la vigencia de una tradicional división sexual del trabajo entre los géneros donde los hombres tienen mayores oportunidades para las actividades remuneradas fuera del hogar. Desde los estudios de las masculinidades la división sexual del trabajo estructura un modelo de masculinidad hegemónica (Connell) que fortalece su identidad rechazando las actividades domésticas y de cuidado por considerarla femeninas con menor prestigio social.        

Frente a este modelo de masculinidad hegemónica, conceptualizado por el pensamiento feminista como patriarcado, surge una propuesta crítica que construye un modelo alternativo de masculinidad.  De esta manera surge la categoría de nuevas masculinidades como alternativa al patriarcado y el machismo. Según Leonardo García las nuevas masculinidades responden a la pregunta por el poder en la construcción de la identidad de género de los hombres. Este nuevo modelo comparte las premisas epistemológicas del pensamiento feminista donde las relaciones de género son construcciones sociales. No existe una naturaleza femenina y masculina reflejada en la división sexual del trabajo, sino que forma parte de una ingeniería social estructurado por el sistema patriarcal. La masculinidad como una construcción social puede reinventarse para llegar a ser nueva masculinidad y, de esta manera, un hombre puede cocinar (sin necesidad de ser chef), limpiar la vivienda y cuidar a los/as bebes y niñas/os.

Pero ejercer las nuevas masculinidades en pleno funcionamiento de la división sexual del trabajo es complicado porque se argumenta que “no hay tiempo” y “existen otras cosas que hacer”. Los hombres que se resisten a cambiar y dejar sus privilegios se escudan en su rol "natural" y exclusivo de proveedores (como si las mujeres no lo fueran) para decir que no pueden invertir mayor tiempo en las actividades del hogar. Pero esta excusa sustentada por la división sexual del trabajo ha recibido un golpe fulminante por el fenómeno del coronavirus que siguiendo la pista analítica de Slavoj Zizek lo compara como un golpe a lo Kill Bill. La cuarentena de millones de familias obliga a los hombres proveedores a quedarse en la casa posibilitando un nuevo pacto sexual (Carole Pateman) relacionado con el replanteamiento de los roles de género en la casa.

En este contexto es oportuno fomentar las nuevas masculinidades para democratizar las actividades domésticas y la carga del cuidado. Los hombres pueden poner en práctica ideas relacionadas con las responsabilidades compartidas y el ejercicio de paternidades afectivas. Si antes el hombre no podía hacer el almuerzo a su hijo, bañarlo y cambiarle de ropa, ahora tiene la gran oportunidad. Resulta curioso que por redes sociales varios hombres en el tiempo de la cuarentena ejerzan las nuevas masculinidades sin saberlo al mostrar las fotos de los platos de comida que prepararon sin salir de casa. 

Por este motivo, el tiempo de cuarentena puede servir para replantear los roles de género y poner en la agenda de las políticas públicas el fomento de nuevas masculinidades. De lo contrario, será otra oportunidad perdida a un año de celebrar el bicentenario nacional.