Por: Raúl Rosales León
El texto Tecnología de Género[1]
empieza con el análisis de Teresa de Lauretis sobre las limitaciones de la noción de género como
diferencia sexual dentro del pensamiento crítico feminista. Cuando la categoría diferencia sexual solo
alude a la diferencia entre hombres y mujeres surge la primera limitación
porque se produce una oposición sexual universal que obstaculiza en análisis de
la diferencia dentro de las mujeres. No
todas las mujeres son iguales. La segunda limitante de mencionada categoría es
que se está encerrada en una prisión del lenguaje en donde no puede comprender y explicar a sujetos múltiples y
contradictorios.
La autora señala que la forma de deconstruir la diferencia
sexual para comprender sujetos heterogéneos y contradictorios es a través de la
categoría de tecnología de género. Esta
línea conceptual surge de los aportes teóricos de Michael Foucault sobre la
tecnología del sexo para analizar el
género más allá de la diferencia sexual y, específicamente, analizarlo en el
campo de la representación y autorepresentación y como producto de variadas
tecnologías sociales.
Teresa de Lauretis señala que el género es una representación
con repercusiones en la vida material, en donde dicha reproducción es una
construcción que no está ajena al campo ideológico. Por ese motivo, en base a la propuesta de
Althusser (Aparatos Ideológicos del Estado), Lauretis considera que el género
es una ideología que constituye a sujetos hombres y mujeres. Es decir, la ideología no puede ser ajena a
la producción y reproducción de las relaciones de género, por ese motivo, el
género no representa a un individuo, sino a una relación social. Según Teresa de Luretis el género en una
producción así como el proceso de representación y, por ende, desde la
propuesta de Altusser el género puede ser analizado como una “tecnología de
género”.
Teresa de Lauretis al comprender el género como una
representación social y, ésta a la vez, como una construcción subjetiva que
puede afectar las representaciones de género, esto posibilita la apertura de
una agencia y de autodeterminación de los individuos en un nivel
subjetivo. En este punto la autora abre
un debate con Althusser porque para él la ideología no deja nada afuera, es
decir, no existe una capacidad de agencia de los individuos atrapados por los
Aparatos Ideológicos del Estado. Solo es posible visualizar la ideología como
engaño y mistificación desde el campo de la ciencia. En este punto Teresa de Lauretis encuentra
un punto de reflexión porque el feminismo no es ajeno a la ideología (burguesa
y heterosexismo) siendo algunas veces cómplices de las instituciones sociales y
aparatos culturales. Frente a esta
complicidad surgió una crítica feminista (con líneas de análisis raciales,
sexuales y de clase) que cuestionaron a las feministas blancas y de clase
media.
Es necesario señalar que la propuesta de Teresa de Lauretis se
basó en la práctica de la auto-conciencia como parte de su historia, compromiso
en la realidad social y en los espacios de las comunidades feministas. Según la
autora es necesaria la práctica de autoconciencia en la propia condición
personal como mujer en condiciones sociales y políticos en relación a otras
mujeres; de ahí que se deriva la conciencia de género. Por ese motivo, Lauretis no coincide con las
posiciones feministas esencialistas y míticas (pasado matriarcal, ecológico,
matrifocal) no tocada por la ideología.
Como resultado de ello se establece un Estado ideal de la igualdad de
género sin alterar las relaciones sociales existentes y las estructuras
heterosexuales. Por ese motivo los
límites y riesgos de una visión de género como diferencia sexual porque
reproduciría el sistema heterosexista.
Por ese motivo, es necesario el movimiento dentro y fuera del
género como representación ideológica. Teresa de Lauretis analiza dicho
movimiento con la metáfora “fuera del plano” tomado de la teoría del cine para
designar al espacio no visible en el cuadro; en cambio en el cine de vanguardia el fuera del plano existe, su ausencia se
evidencia en el cuadro. De la misma manera el sujeto del feminismo, construido
en los márgenes del fuera del plano, tiene que hacer el movimiento de atrás
para adelante para mostrar la representación de género en el espacio discursivo
hegemónico y en los intersticios institucionales.
Comentario
Si bien la autora señala
que es necesaria la crítica al discurso hegemónico concerniente al género, será
en las prácticas
micropolíticas en donde se encontrarán las resistencias cotidianas que
proporcionarían agencia al sujeto, es decir, en las producciones culturales
feministas dentro y fuera de la ideología que cuestiona la diferencia
sexual. Un movimiento de un espacio
pre-representado por una representació que
se construye en los márgenes del discurso hegemónico, entre grietas e
intersticios institucionales, de los aparatos poder-saber.
El
texto de Teresa de Lauretis no logra profundizar las prácticas micropolíticas
como producto de los procesos de representación. Las limitaciones en el campo de las prácticas
sociales en la reproducción de identidades de género fue visualizado por Hortensia Moreno[2]
quien utiliza la noción de tecnologías de género como herramienta conceptual en
el estudio del deporte.
En el marco del análisis
de tecnología de género planteado por
Teresa de Lauretis, Hortensia Moreno reelabora dicho concepto como
procedimientos históricos, sociales, culturales e intencionales. Según Hortencia
Moreno: “la idea de
procedimiento me remite al ámbito de la representación, pero también al ámbito
de la acción: se trata de un campo del “hacer” cuya finalidad es la producción
de sujetos diferenciados a partir de la atribución de pertenencia a una de dos
clases (hombre/mujer) con características y cualidades definidas en función de
una supuesta complementariedad mutua” (Moreno 2011:51). A diferencia de Teresa de Lauretis, Moreno
profundiza la dimensión material que naturaliza los discursos en la práctica
social. Por ese motivo, Moreno señala que el campo de los deportes es una de
las instituciones más eficaces para implantar la tecnología de género que
organiza y define dicho campo como un espacio masculino.
El aporte
de Teresa de Lauretis con el concepto de Tecnología de Género abre nuevas
posibilidades de análisis y reflexión a nuevas/os investigadoras/es en la
comprensión de las relaciones de género en el marco de las representaciones y
prácticas sociales.
[1] Lauretis, Teresa, “La tecnología del
género”, en: Technologies of Gender: Essays on Theory, Film, and Fiction,
Boomington: Indiana University Press, 1987.
[2] Moreno, Hortensia
“La noción de tecnologías de género como herramienta conceptual en el
estudio del deporte”. En Revista Punto Género
Nº1. México, 2011. Recuperado el 14 de
Mayo de 2016 en