miércoles, 18 de marzo de 2009

Naturalización de las relaciones de poder

Por: Raúl Rosales León

El artículo de Sherry B. Ortner titulado "¿Es la mujer con respecto al hombre lo que la naturaleza con respecto a la cultura?", tiene como objetivo explicar la lógica cultural universal que coloca a la mujer en un status secundario en la sociedad.

La autora se basa en el cuerpo humano para argumentar las bases de la lógica universal de la desvalorización de las mujeres. Teniendo en cuenta la jerarquía universal valorativa entre cultura y naturaleza, Sherry Orther afirma su tesis: “la mujer ha sido identificada con algo que todas las culturas desvaloran”. Ese algo externo es identificado fuera de la cultura, es decir, con la naturaleza. Por lo tanto, la mujer es con respecto al hombre como la naturaleza con respecto a la cultura. Sí la cultura subordina a la naturaleza, entonces el hombre subordina a la mujer. De esta manera la lógica cultural universal reconoce a la mujer con mayor afinidad a la naturaleza.

El primer fundamento de la afinidad femenina con la naturaleza son los procesos naturales relativos a la reproducción de la especie (incluye la menstruación, la preñez, el parto, entre otros). Mientras que el macho no tiene estas limitaciones naturales, lo cual hace que tenga la posibilidad de afirmar su creatividad produciendo cultura. Otro fundamento es el rol natural de la mujer en la sociedad: el ámbito domestico para el cuidado de los niños. Como el espacio familiar se opone al espacio social, entonces al hombre se le asigna un rol dentro de la sociedad para ejercer (naturalmente) los aspectos religiosos, políticos, entre otros. El último fundamento es la naturaleza psíquica femenina caracterizada por el particularismo, el personalismo y la subjetividad (privado), frente al hombre que es abstracta y objetiva (público). Estos fundamentos hacen que la mujer este en una posición intermedia entre la cultura y la naturaleza.

Sherry Ortner señala que estas bases universales de la desvalorización de la mujer no es un hecho natural, sino que es parte de una construcción cultural. Por lo tanto señala la posibilidad de una concepción cultural para el cambio de los fundamentos institucionales que subordinan a las mujeres como un hecho natural.

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La relevancia del texto radica en entender la naturalización de las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Ver más allá del sentido común para preguntar sobre la histórica subordinación de las mujeres, quienes irónicamente son cómplices de la dominación, al asumir como natural su rol dentro de una sociedad jerarquizada. Sí las relaciones de género estan naturalizadas, entonces no existe cuestionamiento al orden establecido socioculturalmente y, menos aún, a la desvalorización de las mujeres. Por este motivo, la autora plantea la formación de grupos masculinos y femeninos de concienciación que critiquen las jerarquías institucionalizadas de la sociedad para que consideren a las mujeres alineadas junto a la cultura.

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