Por: Raúl Rosales León
En la introducción del texto, El Segundo Sexo, la autora replantea el tema en debate sobre la mujer, el cual debe ir más allá de la irritante y desordenada discusión: sí la mujer es superior, inferior o igual al hombre. El desarrollo de la lógica argumental de Simone de Baeuvoir se basa en analizar la situación de la mujer como lo Otro dentro del universo o mundo social masculino.
Ser lo Otro, según la autora, significa que la mujer es lo inesencial frente al hombre que viene a ser el referente esencial (absoluto) que piensa y construye el mundo. Es decir, la mujer es incluida bajo ciertos parámetros y roles que son impuestos por la visión del hombre para que ella (Segundo Sexo) sea sumisa y obediente. Por este motivo la autora plantea bajo una postura existencialista la libertad del Otro sexo para logar su libertad autónoma como sujeto.
Una de las formas de legitimar la inferioridad de la mujer dentro del universo masculino es por medio del inmanente carácter de la mujer. Según la autora éste carácter posiciona a la mujer en forma subordinada como lo Otro pasivo, fatalista, paciente, mística, dependiente, irracional, resignada, etc. En muchas ocasiones el mundo construido por los hombres es defendido por las mismas mujeres quienes asumiendo los mandatos patriarcales son cómplices de su dominación.
Ante la evidente servidumbre de la mujer (eterno femenino) queda el camino de la rebelión para trascender el ámbito de la queja resignada. La autora señala que la única salida es la liberación colectiva porque la salvación individual sólo asegura la prisión de la mujer, quien creyendo que es libre, se encuentra dentro de las coordenadas del universo masculino.
En la introducción del texto, El Segundo Sexo, la autora replantea el tema en debate sobre la mujer, el cual debe ir más allá de la irritante y desordenada discusión: sí la mujer es superior, inferior o igual al hombre. El desarrollo de la lógica argumental de Simone de Baeuvoir se basa en analizar la situación de la mujer como lo Otro dentro del universo o mundo social masculino.
Ser lo Otro, según la autora, significa que la mujer es lo inesencial frente al hombre que viene a ser el referente esencial (absoluto) que piensa y construye el mundo. Es decir, la mujer es incluida bajo ciertos parámetros y roles que son impuestos por la visión del hombre para que ella (Segundo Sexo) sea sumisa y obediente. Por este motivo la autora plantea bajo una postura existencialista la libertad del Otro sexo para logar su libertad autónoma como sujeto.
Una de las formas de legitimar la inferioridad de la mujer dentro del universo masculino es por medio del inmanente carácter de la mujer. Según la autora éste carácter posiciona a la mujer en forma subordinada como lo Otro pasivo, fatalista, paciente, mística, dependiente, irracional, resignada, etc. En muchas ocasiones el mundo construido por los hombres es defendido por las mismas mujeres quienes asumiendo los mandatos patriarcales son cómplices de su dominación.
Ante la evidente servidumbre de la mujer (eterno femenino) queda el camino de la rebelión para trascender el ámbito de la queja resignada. La autora señala que la única salida es la liberación colectiva porque la salvación individual sólo asegura la prisión de la mujer, quien creyendo que es libre, se encuentra dentro de las coordenadas del universo masculino.