La semana pasada tuve la suerte de
ver en el teatro Larco de Miraflores una obra titulada Sueños de un Seductor escrita por Woody Allen. El
protagonista de la película es Allan quien es un perdedor de la vida real. Su
mujer lo dejó por ser aburrido y poco atractivo. Si bien la realidad es poco generosa con él,
la ficción del séptimo arte abre posibilidades para sus sueños como seductor a
imagen y semejanza de Humphrey Bogart. Esta obra de teatro muestra los sueños
de la masculinidad hegemónica que finalmente es invertida por la sinceridad de
un neurótico en Manhattan.
Por: Raúl Rosales León
Humphrey Bogart representa al Gran Otro quien determina, presiona y obliga a Allan a comportarse como hombre. “Hembras hay por todas partes”, decía Bogart con mucha seguridad y, de esta manera, animar al pobre Allan a comportarse como un hombre. ¿Por qué este tipo de presión? Son los parámetros sociales de la sociedad binaria de género. Por una parte, Allan es obligado a ser hombre por su mejor amigo (hombre de negocios) quien tiene una bella e ideal esposa. Por otra parte, Allan se auto-obliga a ser hombre a través de su fantasía sexual con mujeres ardientes de sexo.
Humphrey Bogart representa al Gran Otro quien determina, presiona y obliga a Allan a comportarse como hombre. “Hembras hay por todas partes”, decía Bogart con mucha seguridad y, de esta manera, animar al pobre Allan a comportarse como un hombre. ¿Por qué este tipo de presión? Son los parámetros sociales de la sociedad binaria de género. Por una parte, Allan es obligado a ser hombre por su mejor amigo (hombre de negocios) quien tiene una bella e ideal esposa. Por otra parte, Allan se auto-obliga a ser hombre a través de su fantasía sexual con mujeres ardientes de sexo.
El conjunto de anécdotas de la vida cotidiana, urbana y
solitaria que pasa Allan cuestiona la hegemonía masculinidad que se vende en
los medios de comunicación. No todos pueden ser Bogart, eso es una fantasía
masculina. Existen otro tipo de
masculinidades que necesitan salir del ámbito de los parámetros hegemónicos del
sistema de sexo-género (Rubín). Al final
de la obra, se observa como Allan siendo él mismo, logra conectarse con una
bella señorita quien admira sus escritos sobre películas de Bogart.