Actualmente se desarrolla una campaña publicitaria que legitima el sistema binario de género. Es un shampoo sólo para varones y punto. El sujeto, Hugo Lodoño, quien hace el monólogo de la anti-vagina empieza su discurso afirmando que las mujeres son más inteligentes que los hombres. La sustentación de mencionada tesis se basa en que ellas no utilizan los productos masculinos. En cambio, los hombres sí utilizan shampoo femeninos para tener risos definidos con olor a frutas tropicales. Por este motivo, el discurso del machito es mostrar la indignación señalando que lo anterios de debe cambiar. Los hombres necesitan shampoo para hombres, es decir, para evitar la caspa, la caida del pelo y con olor a hombres.
El lado irónico se basa en que la nueva publicidad es un mandato maculino para contener las pulsiones femeninas que los hombres llevan incoscientemente. Estas pulsiones son direccionadas por las clásicas propagandas de shampoo femeninos. Por eso es necesario el discurso del machito para poner los límites de género.
El discurso del machito debe mostrar una separación con lo femenino: el horror a ser Otra. Lo mismo ocurrió con Javier Villa Stein cuando dijo que el Presidente, Alan García, hizo bien en golpear al joven voluntario porque éste le dijo corrupto en voz alta. La justificación que argumentó el gran titular del Poder Judicial se basa en el discurso del machito: "Sólo en un pais de maricas se insulta sin hacer nada". Y eso debe cambiar porque ningún hombre se debe dejar insultar y punto.
Me imagino que luego de un pesado día de trabajo el Dr. Javier Villa Stein se retira a su casa, luego se baña con un shampoo con imagenes de mujeres estrambóticas para risos definidos y olor a frutas tropicales. Lo mismo con Alan García. Es decir, detrás del discurso del machito se reprime los deseos ocultos de género en el baño y el espacio público.