Por: Raúl Rosales León
Muchas veces he escuchado "los jóvenes son el futuro del país", una frase con la cual discrepo por varias razones desde mis epocas juveniles. Pero en esta ocasión me sirve como insumo para una reflexión desde la perspectiva de género. A principios del mes de Junio del presente año participé en el Taller Nacional Empleo Juvenil, Trabajo Decente y Sindicalización de los y las Jóvenes Trabajadores/as" en donde se confirmó una hipótesis: los jóvenes son el futuro patriarcado del mundo sindical.
No fue necesario realizar una investigación aguda sobre las brechas de género en las cuatro centrales sindicales del Perú (CGTP, CUT PERÚ, CATP y CTP). Sino que tuve que observar la última mesa de trabajo en donde participaron los Secretarios de Juventudes de las centrales sindicales. El muro de la hegemonía masculina.
Todos hablaban sobre la falta de oportunidades de los jóvenes en el mundo laboral. Las desigualdades estructurales del sistema neoliberal perjudican a los jóvenes en el Perú. Existe poca participación de los jóvenes en los espacios de diálogo y concertación.
Cuando intervine hice una pequeña observación: “generalmente cuando se visualiza un problema sociopolítico se oculta otro”. Si bien los secretarios de juventudes critican la subalternización de la juventud en la sociedad peruana, no critican las brechas de género. Ya más aún si en la mesa de trabajo no participa una mujer. Ni si quiera en calidad de panelista.
Entonces la estructura de la mesa en cuestión visualiza que la juventud sindicalista de hoy garantiza la reproducción de las relaciones jerárquicas de poder del patriarcado. Pero esto no es una coincidencia sino que es parte de una "cultura patriarcal" del mundo sindical. Una de las características de la "cultura" es que se puede heredar.
Si bien existen propuestas programáticas sindicales de reforma del Estado, también se debe incluir la reforma de las mentalidades desde el enfoque de género. Para incluir en la agenda de trabajo la vigilancia del Plan Nacional de Oportunidades entre hombres y mujeres, el cual debe ser la base para cambiar la situación de los y las jóvenes en el Perú.
Lo importante es que en la mesa se reflexionó sobre el tema de género. No es un trabajo fácil, pero es necesario enfatizar la equidad de género en las propuestas de cambio para los trabajadores y trabajadoras del país. En mi caso tampoco es algo sencillo porque cada vez que mencionó que soy asesor de género de una Secretaría de la Mujer (CUT PERÚ) escucho unas risas, como si se tratara de una broma.
Lo importante es que en la mesa se reflexionó sobre el tema de género. No es un trabajo fácil, pero es necesario enfatizar la equidad de género en las propuestas de cambio para los trabajadores y trabajadoras del país. En mi caso tampoco es algo sencillo porque cada vez que mencionó que soy asesor de género de una Secretaría de la Mujer (CUT PERÚ) escucho unas risas, como si se tratara de una broma.
En otro evento sobre trabajadores autoempleados un colega progresista que últimamente habla sobre el tema de género hizo una división del trabajo en el Perú. Existen los trabajadores asalariados, los desempleados y los trabajadores autoempleados. Entonces le hice una pregunta ¿En dónde quedan las amas de casa? y comenté "ellas trabajan pero no se encuentran en la tipología que se plantea". Parece que para mi colega del mundo laboral la actividad doméstica no es considerada como trabajo. Al mejor cazador se le escapa la paloma.
Finalmente, también discrepo con la idea que los jóvenes son el futuro patriarcado del mundo sindical. Por este motivo, no es suficiente levantar la bandera del tema de género en los futuros talleres sindicales, sino que el género te debe mover desde tu vida cotidiana hasta las políticas públicas.