jueves, 27 de mayo de 2010

Lacan sin perspectiva de género


Por: Raúl Rosales León

Luego de varios años de análisis de la obra de lacan he llegado a lo Real. Es necesario señalar que desde la perspectiva lacaniana el concepto de lo "Real" se refiere al registro psíquico que no tiene ninguna relación con la realidad. Lo Real es todo lo contrario a la realidad como representación mental del mundo. En este sentido, la cultura no puede simbolizar lo Real, aquello en donde yace el síntoma o lo traumático, movido por el inconsciente estructurado como un lenguaje.

La propuesta lacaniana no es ajena a los temas de género porque el inconsciente es netamente sexual. La represión del incesto estructura lo Real. La castración del deseo forma al sujeto en falta que siempre buscará el objeto perdido guiado por la pulsión. El inconsciente como estructura marca el modo de goce de lo masculino y femenino, y más allá del sistema binario de género. Existe una distancia entre la teoría lacaniana y el determinismo biológico

Si bien la teoría lacaniana existe el tema de género porque explica la construcción subjetiva de los deseos masculinos y femeninos. Pero existe una carencia de perspectiva de género porque no critica la injusticia de las brechas de género. Para Lacan "la mujer no existe" porque no existe en el incosciente un singnificante para la mujer. A diferencia del hombre que tiene como significante el falo. Por este moitvo, los sistemas de género que legitima la hegemonía patriarcal pasan desapercibidas en la teoría lacaniana.

Lacan es un revolucionario en el campo psicoanalítico, pero es un conservador en el ampo social. Su obra no cuestiona las relaciones de poder que justifican las jerarquías sociales, incluyendo las de género. 
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El enfoque conservador en el campo social de la teoría lacaniana se comprueba en un evento en la Universidad de Louvain en el año 1972. En plena conferencia de Lacan un estudiante (disconforme con el sistema capitalista) interrumpió el discurso del maestro del psicoanálisis y éste le hizo una pregunta ¿qué desea? El disidente del pelo largo respondió “la revolución”, luego continuó diciendo de manera desafiante “sujetos como usted que viene a traerle a la gente la justificación de su miseria cotidiana... en el fondo eso es lo que está haciendo. Lacan respondió de manera tajante: “¡En lo absoluto!”. Esto me hizo recordar a Juan Carlos Ubilluz quien manifestó en una clase que el psicoanálisis es una agua fiesta porque no busca eliminar la infelicidad del individuo, sino que éste viva moderadamente infeliz.

Si bien Lacan no es el Che Guevara, su propuesta teórica abre pasos a otros intelectuales quienes van utilizar la perspectiva psicoanalìtica para cuestionar la hegemonía del capitalismo mundial. Me refiero a Slavoj Zizek, quien habló sobre la necesidad de reinventar la Utopía en una conferencia en Buenos Aires (lleno de jóvenes disconformes con la hegemonía global). Él señaló que existen dos significados falsos de Utopía, una es la vieja noción de imaginar una sociedad ideal,  del cual se sabe que nunca será realizada; la otra es la utopía capitalista en el sentido de nuevos deseos perversos a los que, no sólo puedes tener acceso, sino que estas obligado a realizar.

Zizek afirmó que la verdadera Utopía solo puede surgir cuando la situación no puede ser pensada, cuando no exista un camino que nos guie a la revolución, cuando no hay coordenadas posibles que nos saquen de la pura urgencia de vivir. Según Zizek se tiene que inventar un nuevo espacio, porque la utopìa no es una especie de libre imaginación, sino que es una cuestión de la más pura urgencia. Es forzarla a imaginar como el único camino posible y eso es lo que se necesita hoy.

En esta lógica es necesaria la construcción de la Utopía desde la teoría lacaniana incluyendo la perspectiva de género. Desmantelar la armonía de los sistemas sociales que reprimen el sintoma social. Cruzar los fantasmas ideológicos que cubren lo Real.